Ni exportando el alma a China, la dictadura de Daniel Ortega podrá reemplazar la dependencia económica de Estados Unidos. Un reciente análisis de Fitch Solutions pone los puntos sobre las íes sobre cómo el ingreso de remesas y el intercambio comercial con Washington básicamente sostienen a la economía centroamericana y, de paso, al gobierno orteguista.
Nicaragua ha intentado fortalecer sus vínculos económicos con Pekín a través de un tratado comercial y cediendo múltiples proyectos, mientras da la espalda a Washington, que ha impuesto bloqueos a los activos y restricciones de visa a más de 850 personas vinculadas al gobierno y a 11 entidades gubernamentales.
Precisamente el régimen anunció esta semana que empresas chinas estarán a cargo de cinco proyectos de infraestructura vial, aeroportuaria, ferroviaria y energética como parte de los “firmes, sólidos, bien pensados” pasos en un acercamiento profundo con el gigante asiático.
“A través de estos acuerdos, Nicaragua espera obtener acceso a mercados de exportación e inversión extranjera directa, que actualmente están limitados por la presión estadounidense y, a su vez, empeorar el éxodo de migrantes fuera del país”, señala Fitch Solutions.
Para cualquier país es deslumbrante una relación con China: es la segunda economía más grande del mundo después de Estados Unidos y a menudo ofrece donaciones millonarias para ganar el beneplácito de los gobernantes. Ni con esto, agrega Fitch Solutions, Managua romperá el vínculo de dependencia de las exportaciones, la inversión y las remesas procedentes de EEUU.
En un análisis titulado “Nicaragua sigue dependiendo de la economía estadounidense, a pesar de lazos cada vez más profundos con China continental”, la agencia Fitch, que forma parte del mismo grupo empresarial de la calificadora de riesgo Fitch Ratings, señala que las exportaciones nicaragüenses a China son 91% menores que las del país centroamericano a Estados Unidos.

Balanza comercial
Nicaragua ha intentado “suplantar” a Estados Unidos en el comercio y la inversión al incorporarse en enero de 2022 a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Desde entonces ha anunciado al menos 10 proyectos, incluyendo un complejo inmobiliario de $60 millones, la renovación de un aeropuerto por $492 millones, y dos proyectos de minería de oro y generación de energía por más de $1,000 millones.
Pekín, además, firmó un tratado de libre comercio (TLC) que permitirá al 60 % de los bienes comercializados de manera bilateral estén libres de aranceles para enero de 2024.
Sin embargo, “esperamos que el gobierno de Nicaragua tenga una capacidad limitada para liberarse de la presión estadounidense”, insistió Fitch Solutions en su reporte.
Para contextualizar, la agencia detalla que al término de 2022 el comercio bilateral entre Estados Unidos y Nicaragua superó los $8,400 millones, mientras que con China fue de $760 millones, una balanza once veces a favor del mercado estadounidense.
Gracias al CAFTA, en vigencia desde 2006, los productos elaborados por los nicaragüenses ingresan con beneficios arancelarios y, en los últimos tres años, un 50 % de las exportaciones tuvo por destino EEUU.
“En medio de crecientes tensiones políticas sobre cuestiones de derechos humanos, el comercio entre Estados Unidos y Nicaragua no se ha desacelerado en los últimos años. De hecho, en 2022 el comercio bilateral aumentó más del 23 % interanual”, añade la agencia.
Remesas, el sostén de las familias
Además del comercio, la expulsión de nicaragüenses por la crisis económica y política está detrás del repunte récord de remesas que los migrantes envían a sus familiares para la manutención y constituyen, a su vez, un oxígeno para la economía centroamericana.
El Banco Central de Nicaragua registra que las remesas entre enero y agosto pasado superaron los $3,033 millones, una cifra que representa un 94 % del total recibido en todo 2022. De lo captado este año, un 82.4 % (unos $2,500 millones) procedió de Estados Unidos.
El Diálogo Interamericano prevé que las remesas superen los $4,877.6 millones este 2023 y contribuyan al 29.1 % del Producto Interno Bruto (PIB). “No esperamos que ningún acuerdo bilateral con China compense estos fuertes vínculos económicos”, concluye Fitch Solutions.