Al menos 16.9 millones de centroamericanos tuvieron problemas para conseguir alimentos en los últimos dos años, reveló el informe anual sobre “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, publicado este lunes por cinco agencias de Naciones Unidas.
Esta cifra no incluye datos de Belice, Nicaragua y Panamá por falta de información oficial, pero revela un aumento de 3.1 millones de ciudadanos salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y costarricenses que cayeron en las filas de la inseguridad alimentaria entre el período 2014-2016, el ciclo de análisis incluido por la ONU.
Un 52.07 % de la población en inseguridad alimentaria se encuentra en Guatemala, paradójicamente la economía más grande del istmo, pero con mayores brechas de desigualdad que se exacerban por los eventos climáticos extremos y los efectos aún persistentes de la pandemia de covid-19.
En este país, cerca de 8.8 millones de personas sufrieron incertidumbre si lograrían conseguir alimentos, equivalente a un 48.8 % de la población total en Guatemala y un aumento de dos millones de ciudadanos en relación con el ciclo 2014-2016 (fueron 6.8 millones).
Honduras reportó que 4.4 millones de ciudadanos entre 2022-2024 sufrieron problemas para conseguir alimentos suficientes para cubrir la dieta, que representaron un 41.3 % del total de la población hondureña. La cifra aumentó en 600,000 en comparación con los 3.8 millones de 2014-2016, y ocupó un 26 % del total regional.
El Salvador registró 2.9 millones de personas en dificultades para alimentarse, al menos 300,000 adicionales en relación con los 2.6 millones del anterior previo de comparación y equivalente a un 45.5 % de su población. La ONU señala que este país reúne al 17.1 % del total regional con problemas para conseguir alimentos.
Costa Rica tampoco escapa, con un aumento de 600,000 personas identificadas entre 2014-2016 a 800,000 para el período 2022-2024, un 4.7 % de participación en cifra regional y 15.4 % de la población costarricenses.
Las agencias de la ONU también señalan que 6.6 millones de ciudadanos en estos cuatro países se encontraban en inseguridad alimentaria severa, es decir, que en algún momento no tenían alimentos y no pudieron cumplir con un tiempo de comida o se redujo drásticamente.
Nuevamente Guatemala y Honduras cifran las mayores proporciones, con 3.9 y 1.6 millones de ciudadanos en estas condiciones en los últimos dos años. Entretanto, en El Salvador sumaron un millón de personas y en Costa Rica sumaron cerca de 100,000.
Con estos resultados, Centroamérica va en sentido contrario a las aspiraciones de la ONU de alcanzar el hambre cero a nivel mundial para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La ONU atribuyó los retrocesos a la elevada inflación arrastrada desde la pandemia de covid-19, que derivó en un aumento en el precio de los alimentos y limitó más a las personas que ya se encontraban en situación de vulnerabilidad. Como consecuencia, al menos 1.8 millones de mujeres centroamericanas entre 15 y 49 años de edad sufren anemia, de las cuales un millón se encuentra en Guatemala y Honduras.