Centroamérica figura entre las zonas más desiguales del continente, según el Panorama Social de América Latina y el Caribe 2025 de la CEPAL. Aunque la pobreza regional bajó a 162 millones de personas, el organismo advierte que países como Panamá, Honduras, Guatemala y El Salvador siguen atrapados en una combinación peligrosa de desigualdad educativa, bajo acceso a tecnología y escasa movilidad social.
El informe confirma que Panamá es el país más desigual de Centroamérica, con un salto del coeficiente de Gini de 0,403 en 2023 a 0,506 en 2024, ubicándose como la segunda nación más desigual de toda América Latina, solo detrás de Colombia.
La CEPAL señala que el crecimiento panameño proviene de sectores de alta productividad, como servicios financieros y el Canal, que generan poco empleo y no logran reducir brechas.
La desigualdad regional también se alimenta de las diferencias educativas entre zonas urbanas y rurales. En Panamá, por ejemplo, la posibilidad de que jóvenes indígenas accedan a educación terciaria es de solo 10,7%, frente al 31,6% entre jóvenes no indígenas. Esta brecha educativa se repite en otros países centroamericanos con fuerte población rural e indígena.

En Centroamérica, Honduras y El Salvador aparecen entre los países con menor acceso a internet en el hogar, un factor clave que limita el aprendizaje, el desarrollo de habilidades digitales y las oportunidades laborales. La CEPAL recomienda reforzar la infraestructura, el equipamiento escolar y el acceso a tecnología para no profundizar aún más la desigualdad educativa.
A nivel regional, el 10% más rico concentra 34,2% del ingreso total, mientras que el 10% más pobre recibe apenas 1,7%. El organismo sostiene que la desigualdad en América Latina, y especialmente en Centroamérica, no es circunstancial, sino estructural y multidimensional, afectando de forma más intensa a pueblos indígenas, mujeres, personas con discapacidad y migrantes.
Aunque en 2024 la pobreza extrema bajó a 9,8% de la población (62 millones de personas), sigue siendo 2,1 puntos mayor que hace una década. La reducción de la pobreza monetaria se explica principalmente por avances en México y, en menor medida, Brasil, pero en Centroamérica el progreso es desigual entre países y continúa condicionado por modelos laborales informales y baja productividad.

El informe también advierte que solo el 20% de las personas con discapacidad accede al mercado laboral en Centroamérica, lo que profundiza la exclusión económica. En el caso de los pueblos indígenas, las posibilidades de completar estudios superiores o integrarse en empleos formales siguen siendo significativamente menores.
En materia de inversión social, Centroamérica, México y República Dominicana aumentaron su gasto social per cápita en 4,1% durante 2024. Aunque la cifra parece positiva, la CEPAL señala que los sistemas de protección siguen siendo insuficientes para garantizar movilidad social y reducir las brechas históricas en educación, salud y conectividad.
Finalmente, el organismo propone cinco rutas centrales para que la región salga de la “trampa” de desigualdad: reducir las brechas educativas, crear empleos de calidad, avanzar en igualdad de género, garantizar derechos para personas indígenas y con discapacidad, y fortalecer la institucionalidad social. Sin estas reformas, advierte la CEPAL, Centroamérica seguirá siendo una de las regiones más desiguales del planeta.







