La historia, tantas veces esquiva, por fin sonrió a París. Después de 127 años de existencia, el Paris Saint-Germain levantó por primera vez la UEFA Champions League, y lo hizo a lo grande: goleando 5-0 al Inter de Milán en el Allianz Arena, en Múnich, en una final que quedará grabada como una exhibición de poderío ofensivo y dominio absoluto. Y como si eso fuera poco, el conjunto dirigido por Luis Enrique cerró la temporada 2024/25 con un triplete soñado: Liga, Copa de Francia y Champions.
Desde el primer minuto, el PSG salió a imponer condiciones. No pasaron más de 12 minutos cuando Achraf Hakimiabrió el marcador tras una jugada individual de ensueño del joven Desire Doué, que fue una pesadilla para la zaga italiana. Y lo que parecía un inicio prometedor se transformó rápidamente en una tormenta perfecta para los milaneses.
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Antes del minuto 20, el propio Doué se encargó de duplicar la ventaja, esta vez tras una asistencia quirúrgica de Ousmane Dembélé, uno de los motores creativos del equipo. Inter apenas podía reaccionar, mientras París se adueñaba de cada rincón del campo.
Humillación en Múnich
En el complemento, el guion no cambió. El PSG, firme en defensa y voraz en ataque, siguió asfixiando al Inter, que a pesar de los intentos, nunca encontró caminos claros al arco defendido por Donnarumma. Fue cuestión de tiempo para que el marcador reflejara la abismal diferencia entre ambos equipos.
Al minuto 63, Vitinha filtró un pase milimétrico que dejó a Doué cara a cara con la historia. El joven francés no falló y firmó su doblete, encendiendo la fiesta en la tribuna parisina. Diez minutos después, el griego Khvicha Kvaratskhelia, revelación de la temporada, se unió al festival con una definición letal para el 4-0.
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El Inter, sin ideas ni físico, ya era un espectador de lujo en su propia tragedia. Y como si faltara una firma para el broche de oro, el juvenil Senny Mayulu sentenció la goleada con una volea de antología al 88’, sellando el 5-0 definitivo y desatando la locura parisina.
Sin Mbappé, pero con identidad
Curiosamente, esta gesta llegó en la primera temporada sin Kylian Mbappé, pero no sin estrellas. Luis Enrique moldeó un equipo colectivo, sólido, con variantes y talento joven que brilló bajo presión. El PSG no solo ganó; arrasó. Y alzó por fin la copa que tanto se le negó.
El telón cae con París en la cima de Europa. La espera fue larga, pero el premio no pudo ser más dulce. Triplete en los bolsillos, una generación dorada en formación y la sensación de que este PSG está para marcar época.
¡París es campeón de Europa, y lo hizo a lo grande!