El rugido de las bocinas y las banderas rojiazules ondeando en el viento marcaron la escena este jueves en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, frontera de Costa Rica con Nicaragua.
Más de 50 buses de aficionados costarricenses se dirigieron hacia Nicaragua para presenciar el esperado choque eliminatorio rumbo al Mundial 2026 entre la Sele y la Azul y Blanco.
La cita es este 5 de septiembre en el Estadio Nacional de Fútbol de Managua, donde se espera un lleno absoluto.
La imagen recordó a los viejos clásicos del área, cuando los traslados masivos de hinchas cruzaban fronteras para vivir la fiesta del fútbol.
En el puesto migratorio del puente La Fe, San Carlos, Río San Juan, la escena se repitió en menor escala, con caravanas que llegaron desde temprano, llevando bombos, camisetas y banderas.
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Nicaragua por un milagro
El juego no es uno más. Nicaragua llega con la motivación de hacer historia y mantener vivas sus opciones en la eliminatoria.
Mientras tanto, Costa Rica busca reafirmar su condición de potencia regional tras un inicio irregular en la ruta al 2026.
La Concacaf ha situado este duelo como uno de los más atractivos de la jornada, por la creciente rivalidad y el contexto centroamericano, donde la pasión futbolera se mezcla con identidad nacional.
La seguridad en la frontera y en Managua ha sido reforzada por las autoridades nicaragüenses, conscientes del masivo ingreso de costarricenses y nicaragüenses que llegan como turistas desde suelo tico y Panamá.
En total, se estima que más de 3,000 aficionados ticos estarán en las gradas, un número inédito para un partido de eliminatorias en territorio pinolero.
La Sele costarricense, liderada por figuras como Keylor Navas, espera un encuentro de presión, aunque motivador. Nicaragua, que en los últimos años ha experimentado un crecimiento futbolístico notable, confía en su plantel joven y en la inspiración de su público.