El Salvador dará un salto estratégico en conectividad digital con la construcción de su primer cable submarino de internet, que enlazará al país con Panamá a través de una red de aproximadamente 1,800 kilómetros.
El proyecto es desarrollado por Liberty Networks por encargo de la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (Siget), que está previsto para entrar en operación en el segundo semestre de 2028 y marcará un hito en la infraestructura tecnológica nacional.
La obra ya se encuentra en marcha, según explicó el director comercial de Liberty Networks, Carmine Sorrentino, quien señaló que actualmente se desarrollan estudios técnicos para definir el punto exacto de aterrizaje del cable en El Salvador, así como en Panamá, con una capacidad estimada de 80 terabits.
“Estamos en una fase de ‘discovery’, evaluando cuál es el punto exacto para aterrizarlo en El Salvador. Ya realizamos estudios para identificar el mejor sitio, tanto aquí como en Panamá, por lo que la implementación del proyecto está bastante avanzada”, indicó en una entrevista.
Salida vía terrestre
Hasta ahora, El Salvador ha dependido exclusivamente de conexiones terrestres a través de Guatemala y Honduras, una limitación que ha afectado la calidad, velocidad y resiliencia del servicio de internet. Con el cable submarino, el país se alineará con el resto de Centroamérica, que ya cuenta con este tipo de infraestructura, fortaleciendo la estabilidad de las comunicaciones y ampliando el acceso a redes internacionales de alta capacidad.
El proyecto cuenta con un respaldo financiero de la Corporación Andina de Fomento (CAF), que aporta un préstamo de $85.4 millones, mientras que la Unión Europea donará $2.35 millones destinados a la construcción de la estación de aterrizaje del cable en Acajutla y al fortalecimiento de las capacidades técnicas de la Siget.
Además, la iniciativa permitirá a El Salvador integrarse a redes internacionales de investigación y educación, como RED Clara, facilitando que universidades y centros de estudio accedan y compartan grandes volúmenes de datos con instituciones de Europa y América Latina.







