El matrimonio infantil continúa siendo una realidad crítica en Guatemala, donde las niñas siguen ingresando a uniones desde los 14 y 15 años, muchas veces con hombres mayores y bajo presión familiar. Un nuevo informe global revela que el país se mantiene entre los más afectados de Latinoamérica y que el 70 % de las niñas que ya están casadas abandona la escuela, profundizando un ciclo de pobreza y desigualdad.
El informe El Estado Mundial de las Niñas 2025, publicado por Plan Internacional, destaca que Guatemala registra 30 % de mujeres jóvenes que estuvieron casadas antes de los 18 años, una de las cifras más altas de América Latina, solo superada por República Dominicana (32 %). Colombia y Ecuador presentan tasas menores.
Aunque la ley guatemalteca prohíbe el matrimonio antes de los 18 años, el informe muestra que las uniones informales siguen ocurriendo desde los 14 o 15 años, especialmente en áreas rurales, donde estas prácticas se normalizan y quedan fuera del alcance de las instituciones del Estado.

El dato más crítico es que 7 de cada 10 niñas entrevistadas, tanto en Guatemala como en otros países del estudio, ya son madres, y ese hecho suele forzar o acelerar la unión. Con ello, la educación queda prácticamente descartada.
El informe confirma que más de un tercio de las niñas abandona la escuela justo después de casarse, lo que perpetúa la desigualdad y reduce sus posibilidades de acceder a empleos formales o independencia económica. En Guatemala, el patrón es idéntico.
Las uniones con hombres mayores son frecuentes: 45 % de las niñas se casó con alguien al menos cinco años mayor, aumentando la dependencia, la vulnerabilidad y el riesgo de violencia. Este fenómeno también se replica en República Dominicana y Ecuador.

La pobreza aparece como el motor principal. El estudio señala que muchas familias en Guatemala consideran el matrimonio infantil como una “solución” económica, aunque en la práctica las niñas continúan viviendo en condiciones de precariedad.
Activistas encuestados advierten que las normas culturales siguen siendo más fuertes que la ley: 55 % afirma que las creencias tradicionales y religiosas permiten que estas uniones continúen, incluso cuando son ilegales.
Para revertir la tendencia, el informe recomienda fortalecer programas educativos, ampliar el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, y priorizar a las niñas en riesgo. Sin estos cambios, el matrimonio infantil seguirá afectando el futuro de miles de niñas en Guatemala y Centroamérica.







