El acuerdo comercial que une a Estados Unidos con Centroamérica y República Dominicana enfrenta su mayor prueba en dos décadas, con la necesidad de una modernización profunda para no perder terreno frente a la creciente influencia económica y tecnológica de China en la región, advirtió un informe del centro de pensamiento Atlantic Council.
El análisis, titulado “Por qué es importante modernizar el CAFTA-DR para Estados Unidos y opciones para actualizar el pacto comercial”, publicado el 18 de noviembre, que plantea que el pacto firmado en 2005 ya no responde a los desafíos del comercio global actual.
El documento sostiene que la actualización del CAFTA-DR no debe verse solo como un ajuste técnico, sino como una inversión estratégica para la seguridad económica de Estados Unidos y la estabilidad regional.
La expansión de China —a través de obras de infraestructura clave, alianzas tecnológicas y un comercio creciente— ha alterado el equilibrio en Centroamérica y el Caribe con Estados Unidos, el mayor socio comercial de la región.
Como consecuencia, la Administración de Donald Trump ha impuesto aranceles más duros a los aliados de Pekín, como Nicaragua de un 18 %. Mientras que con Honduras no cedió en negociaciones que sí tomó con los vecinos de El Salvador y Guatemala en una reducción la tasa impuesta en abril pasado.
Ajustes técnicos, y políticos
El informe propone llevar el CAFTA-DR al estándar del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA) en áreas como comercio digital, protección laboral, reglas de origen y gobernanza de las cadenas de suministro. De lograrse, se establecería un corredor de producción más articulado entre América del Norte y Centroamérica, capaz de reducir la dependencia de proveedores distantes —especialmente chinos— y de fortalecer industrias estratégicas para EE. UU.
Una actualización también impulsaría la relocalización de manufacturas intensivas en mano de obra hacia la región, reforzaría los estándares ambientales y laborales y permitiría atraer inversiones de mayor valor agregado.
El estudio advierte que modernizar el CAFTA-DR enviaría, además, una señal de compromiso de largo plazo hacia la gobernanza democrática y la prosperidad compartida, ofreciendo una alternativa al enfoque “transaccional y opaco” que atribuye a China en sus relaciones con la región. En plena competencia geopolítica, fortalecer el pacto se vuelve, según el análisis, una herramienta clave para asegurar cadenas de suministro, proteger intereses estratégicos y mantener alineados a los socios comerciales del hemisferio occidental.
Desde su entrada en vigor, el comercio entre Estados Unidos y los países del CAFTA-DR ha crecido de forma sostenida, impulsado por manufacturas como prendas de vestir, electrónicos y dispositivos médicos; productos agrícolas como café, azúcar y banano; y un aumento progresivo en servicios y flujos digitales.
Guatemala y Honduras destacan por sus exportaciones textiles, mientras Costa Rica y República Dominicana han ampliado su oferta en dispositivos médicos, electrónicos y alimentos procesados.







