El periodismo independiente en Centroamérica atraviesa una doble crisis política y económica que compromete su sostenibilidad y libertad de expresión, según un nuevo estudio del Centro Knight para el Periodismo en las Américas.
El informe, titulado “Periodismo en Centroamérica: frente al retroceso democrático”, analiza las condiciones de la prensa en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, donde persisten distintos tipos de represión. Nicaragua, por ejemplo, ha expulsado del país a casi todos sus periodistas críticos; El Salvador impone un modelo de control personalista desde el Ejecutivo; y en Honduras y Guatemala, la censura y el acoso adoptan formas judiciales e indirectas.
El ebook, realizado en colaboración con el estudio de comunicación Abierto, expone que los medios enfrentan una estructura precaria: escaso financiamiento local, dependencia de fondos internacionales y un mercado publicitario concentrado en élites políticas y económicas. Este escenario se agrava para mujeres, periodistas comunitarios y personas LGBTIQ+, quienes sufren violencia diferenciada, discriminación y exclusión.
“Quisimos investigar y hacer un trabajo más detallado de cómo el periodismo independiente y las organizaciones de periodistas —especialmente quienes pertenecen a minorías o cubren temas de género, diversidad sexual, comunidades locales o pueblos indígenas— están viviendo estos procesos de retroceso democrático”, declaró Manuel Alejandro Guerrero, investigador de la Universidad Iberoamericana de México y uno de los autores del estudio.
La publicación, basada en entrevistas a periodistas, editores y defensores de la libertad de expresión, documenta testimonios sobre exilio forzado, amenazas sexuales, homofobia, y transfobia, así como las dificultades para ejercer el oficio desde contextos violentos o discriminatorios.
“Para las mujeres en el exilio es mucho más difícil retomar la profesión, muchas abandonan el periodismo por falta de condiciones”, añadió Guerrero.
Los autores denuncian que los mecanismos de protección son ineficaces o poco adecuados. Fondos de emergencia tardan en activarse, los programas de ayuda no contemplan violencia interseccional y se insiste en capacitaciones que no responden a las necesidades reales del sector.
“Mucha gente quiere capacitar periodistas, pero no quieren proveer el apoyo para que lo aprendido se aplique”, dijo Daniel Villatoro, periodista guatemalteco y coordinador del ebook.
A pesar del panorama adverso, el estudio destaca esfuerzos de resiliencia como los impulsados por la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) y otras redes de apoyo en la región. Estas organizaciones han desarrollado estrategias de acompañamiento emocional, legal y comunitario para resistir el embate autoritario.
Los investigadores concluyen que para que el periodismo sobreviva en la región se necesita una cooperación internacional más flexible y contextualizada, además de una red de solidaridad regional. “Centroamérica ha encontrado soluciones como región… uno aprende de lo que otro país hizo, de cómo enfrentó los ataques, y eso puede potenciar al periodismo y hacerlo resistir”, concluyó Villatoro.







