El empresario estadounidense Andris Pukke, de 56 años, fue condenado a finales de septiembre a ocho años de prisión por liderar una millonaria estafa inmobiliaria que afectó a cientos de víctimas, principalmente jubilados, quienes perdieron cerca de $77 millones en inversiones fraudulentas relacionadas con un complejo residencial en Belice.
La sentencia fue dictada por el juez J. Paul Oetken, del Tribunal del Distrito Sur de Nueva York, según informó la Fiscalía estadounidense en un comunicado. Los fiscales habían solicitado una pena de 20 años de cárcel, mientras que la defensa calificó el pedido de “extraordinariamente severo” y basado en “alegaciones falsas”.
Según el expediente judicial, Pukke dirigía y controlaba el proyecto Sanctuary Belize, un desarrollo turístico y residencial que ofrecía lotes para la construcción de casas vacacionales o de retiro.
La gran estafa
La estrategia de estafa funcionaba atrayendo a compradores potenciales para que invirtieran en el supuesto proyecto inmobiliario. Los llevaban al sur de Belice y los alojaban en un lujoso resort, concretamente en la península de Placencia, al sur del país.
Los llevaban a un recorrido informativo por la propiedad junto al río Sittee. Muchos de ellos se enamoraron de la belleza de la zona y se les vendió el sueño de formar parte de un desarrollo inmobiliario de lujo.
Al parecer, el desarrollo también incluiría un hospital con personal estadounidense y un aeropuerto internacional.
A los inversionistas se les prometió a los compradores que sus propiedades serían urbanizadas y que su valor se revalorizaría rápidamente. Sin embargo, en lugar de obtener la casa de sus sueños, perdieron los ahorros que tanto les había costado ganar para su jubilación. Se cree que el dinero de los inversores se utilizó para pagar un préstamo relacionado con la fianza de Pukke y para financiar su lujosa vivienda y su hogar en California.
Los compradores fueron inducidos a invertir más de $100 millones con la promesa de obtener terrenos en una comunidad terminada. Sin embargo, la mayoría nunca pudo construir sus viviendas, ya que el proyecto nunca se concretó.

Para ocultar su participación y su historial criminal, Pukke utilizó los alias “Marc Romeo” y “Andy Storm”, y ordenó a sus vendedores mentir a los inversionistas asegurando que él no tenía vínculo con el proyecto.
También les instruyó a decir que Sanctuary Belize no tenía deudas y que cada dólar invertido sería destinado al desarrollo. En realidad, el proyecto acumulaba más de $12 millones en deudas, y Pukke desvió casi $10 millones para gastos personales, incluyendo la compra y remodelación de una casa frente al mar, pago de préstamos, inversiones privadas, manutención de hijos y transferencias a familiares y amigos.
El empresario ya contaba con antecedentes por fraude postal y obstrucción de la justicia, además de una sentencia civil previa por $172 millones impuesta por la Comisión Federal de Comercio (FTC) por su rol en otra empresa engañosa, AmeriDebt.
Durante la investigación del caso actual, Pukke intentó fabricar un documento falso para presentarlo ante la fiscalía y el gran jurado, en un intento fallido por evitar el proceso penal. Fue condenado el 10 de julio de 2024 por fraude electrónico y obstrucción de la justicia.
En la audiencia de sentencia, casi 200 víctimas enviaron cartas al tribunal describiendo las pérdidas devastadoras que sufrieron, algunas de ellas afectando todos sus ahorros para el retiro.
Además de la pena de prisión, el tribunal ordenó tres años de libertad supervisada, el decomiso de $9,912,396 y el pago de $120.2 millones en restitución a las víctimas, en cumplimiento de una orden previa emitida en coordinación con la FTC.
El fiscal federal Jay Clayton aseguró que el caso representa “una advertencia para otros estafadores”.
“Cientos de estadounidenses trabajadores, muchos de ellos jubilados, perdieron sus ahorros por este fraude descarado. Pukke pensó que podía ocultarse tras operaciones extranjeras y nombres falsos, pero se equivocó”, afirmó el funcionario.