Si hay una receta capaz de unir a generaciones, despertar memorias y hacernos sonreír con cada bocado, es la baleada. Este 21 de junio de 2025, Honduras volvió a rendirle homenaje a su platillo más querido con la celebración del Día Nacional de la Baleada, una jornada cargada de sabor, identidad y mucho orgullo nacional.
En cada rincón del país, desde Tegucigalpa hasta La Ceiba, las calles se vistieron de harina y frijoles para celebrar esta tortilla de harina doblada que guarda en su interior los ingredientes más sencillos —y a la vez más potentes— de la gastronomía catracha: frijoles refritos, mantequilla y queso rallado. Claro, siempre hay espacio para una versión “con todo”: huevo, aguacate, carne, chorizo o plátano, según el antojo del día.
Celebramos junto a los hondureños un ícono de la cocina nacional: la baleada, presente en cada rincón del país.
🌯 ¿Cómo prefieren pedir la tuya? ¡Cuéntenos en los comentarios!
¡Feliz Día Nacional de la Baleada! 🇭🇳 #DíaDeLaBaleada #SaborCatracho #OrgulloHondureño pic.twitter.com/i9QiaoP6ot— U.S. Embassy Tegucigalpa (@usembassyhn) June 21, 2025
Un festín colectivo con alma hondureña
La celebración no se hizo esperar. En Tegucigalpa, HCH Televisión Digital y Harina La Rosa adelantaron el festejo el 19 de junio con la entrega de 2,000 baleadas gratuitas frente al Hospital Escuela. En Puerto Cortés, el Festival de la Baleada llenó de aromas y música el Paseo Histórico Familiar, mientras en San Pedro Sula y La Ceiba se replicaron actividades del exitoso Baleada Fest, con concursos, música en vivo y familias enteras disfrutando de este símbolo nacional.
Y como la cultura viaja con su gente, la fiesta cruzó fronteras: en Los Ángeles, California, la comunidad hondureña celebró a lo grande en Doña Bibi’s Restaurant, donde el reto de comer una baleada gigante de 26 pulgadas puso a prueba el amor por la comida… y la capacidad estomacal. El premio: 300 dólares y un lugar en la historia culinaria de la diáspora.
El día nacional de la Baleada! 🇭🇳🫓
La baleada no solo es comida: es historia, es hogar, es identidad.
🎉 Como sea que la armes, siempre sabe a Honduras. Este día festejamos a este ícono de la cocina hondureña.
Y tú, ¿ya haz probado las baleadas?👀#DíaDeLaBaleada #ForSure… pic.twitter.com/27mEH9lSiN
— CATA Centroamérica (@CATA_AgenciaCA) June 21, 2025
Mucho más que comida: una tradición viva
La baleada no es solo una receta, es un relato colectivo. Originaria de La Ceiba, su historia se remonta a 1964, cuando Doña Tere, cerca de las vías del tren, comenzó a vender tortillas rellenas a los trabajadores del ferrocarril. El nombre nació entre risas y anécdotas, como tantas cosas en la cultura popular: algunos dicen que fue por un comentario sobre “balas” y “pólvora”, otros por una vendedora sobreviviente de un tiroteo. Sea cual sea la versión, lo cierto es que el sabor ha sobrevivido al paso del tiempo, fortalecido por el cariño del pueblo hondureño.
Desde que en 2018 se instituyó oficialmente el Día Nacional de la Baleada, impulsado por Marca País Honduras, el Congreso Nacional y activistas culturales como los hermanos Galeano, la celebración se ha convertido en una plataforma para impulsar el patriotismo, apoyar a emprendedores gastronómicos y recordar que la cocina también cuenta historias.
Con motivo del Día Nacional de la Baleada, reconocemos uno de los elementos más representativos del patrimonio culinario de Honduras.
La baleada trasciende lo gastronómico: es una manifestación de identidad colectiva, de tradición popular y de vínculo cultural entre… pic.twitter.com/rv5lRqkV8N
— Instituto Hondureño de Turismo (@IHToficial) June 21, 2025
Sencillez que trasciende fronteras
La baleada es humilde, versátil y absolutamente deliciosa. Su éxito no necesita adornos. Aunque en 2023 la guía gastronómica Taste Atlas la colocó en el lugar 93 de las “peores comidas callejeras del mundo”, la reacción nacional fue inmediata: hondureños dentro y fuera del país defendieron el platillo como un tesoro culinario. Y con razón. La baleada no solo se come, se vive.
En un mundo cada vez más globalizado, este día nos recuerda la importancia de nuestras raíces y de preservar esas recetas que nos conectan con el pasado, nos nutren en el presente y merecen un futuro en cada cocina hondureña.
Porque al final del día, una baleada caliente —con frijoles generosos y mantequilla hecha en casa— dice más sobre quiénes somos que cualquier tratado de historia. Y ese sabor, ese que se queda en la memoria, no se discute. Se celebra.