Las autoridades de Taiwán pidieron este martes al Gobierno de China asumir su responsabilidad histórica por la masacre de Tiananmen, ocurrida el 4 de junio de 1989, cuando cientos de manifestantes, en su mayoría estudiantes universitarios, fueron asesinados por el Ejército chino en el centro de Pekín durante una protesta a favor de reformas políticas y económicas.
Con motivo del 36º aniversario de la represión, el Consejo de Asuntos del Continente —órgano encargado de las relaciones entre Taiwán y China— exigió al Partido Comunista Chino (PCCh) respetar los derechos humanos, permitir la libertad de expresión y avanzar hacia un proceso de apertura democrática. “Es hora de restaurar el poder del pueblo”, señaló el organismo taiwanés en un comunicado.
Cada año, el 4 de junio se convierte en una fecha simbólica para las voces que denuncian la represión en China. Sin embargo, Pekín mantiene su negativa a discutir públicamente la masacre, que fue ampliamente cubierta por medios internacionales que se encontraban en la capital china por la visita del entonces líder soviético, Mijaíl Gorbachov.
A pesar del silencio oficial, organizaciones como Human Rights Watch (HRW) y Human Rights in China han logrado documentar al menos 522 detenciones y, gracias al trabajo del colectivo Madres de Tiananmen, se ha confirmado la muerte de al menos 202 personas. No obstante, se desconoce la cifra total de víctimas, en lo que se considera la mayor matanza civil en China desde las purgas de la era Mao.
En los últimos años, las autoridades chinas han intensificado la censura relacionada con la masacre de Tiananmen y otros movimientos de protesta, como las manifestaciones antigubernamentales registradas en Hong Kong entre 2019 y 2021. Pekín ha retirado libros, películas y contenidos digitales en nombre de la “seguridad nacional”, una legislación que, según organismos internacionales, vulnera los derechos fundamentales de millones de ciudadanos.
El régimen chino justifica la represión de 1989 como una acción “necesaria” para sofocar una supuesta rebelión que amenazaba la estabilidad del país. Sin embargo, la comunidad internacional y defensores de los derechos humanos continúan exigiendo verdad, justicia y memoria para las víctimas de la masacre de Tiananmen, cuyo recuerdo permanece vivo fuera de las fronteras de China.