El cambio climático está poniendo en riesgo la producción mundial del banano, la fruta más consumida del planeta y fuente esencial de alimentación para más de 400 millones de personas, reveló un informe de Christian Aid.
Guatemala y Costa Rica están entre los países que más afectados podrían resultar por el cambio climático, según el informe.
Según el estudio “Going Bananas”, el aumento de temperaturas, las lluvias erráticas y las enfermedades fúngicas están deteriorando las condiciones de cultivo en países clave como Guatemala, Costa Rica, Colombia, India y Brasil. América Latina y el Caribe, que suministran el 80 % de las exportaciones mundiales, podrían perder hasta el 60 % de su área cultivable para 2080.
El monocultivo de la variedad Cavendish, que domina el comercio global, ha generado una preocupante vulnerabilidad frente a fenómenos extremos y enfermedades.
“Las plantas de banano están muriendo. Los árboles se doblan y se secan”, lamentó Aurelia Pop Xo, una agricultora guatemalteca de 53 años, citada por el estudio. “Esto significa que no hay ingresos porque no podemos vender nada”.
Las plagas como el hongo de la hoja negra y la enfermedad de Panamá (Fusarium Raza Tropical 4) están proliferando más rápido por el clima húmedo y las lluvias intensas. En algunos casos, como el Fusarium, una vez infectado el suelo, ya no puede volver a sembrarse banano Cavendish.
Costa Rica y Guatemala
Costa Rica, tercer exportador mundial de banano con ingresos de $1,190 millones en 2023, enfrenta severos riesgos. El 80 % de su PIB está en zonas expuestas a inundaciones, ciclones y el aumento del nivel del mar. Su modelo de producción intensiva en agroquímicos —hasta 75 kg de pesticidas por hectárea al año— también agrava los impactos ambientales.
Guatemala, cuarto exportador global con $1,150 millones en ventas, padece una fuerte desigualdad social, salarios bajos y condiciones precarias para los trabajadores del sector. A pesar del crecimiento económico reciente, el 57 % de su población vive en pobreza, mientras el país se encuentra entre los cinco más afectados por eventos climáticos extremos.
El estudio de Christian Aid exhorta a los países industrializados a reducir urgentemente sus emisiones de gases de efecto invernadero y a financiar mecanismos de adaptación para las comunidades productoras, que son las menos responsables de la crisis climática.
“Las vidas de quienes no causaron esta emergencia ya están en peligro”, subrayó Osai Ojigho, directora de campañas de la organización.