Centroamérica ha respondido con cautela al anuncio de los nuevos aranceles recíprocos del 10 % por parte de Estados Unidos, programados para entrar en vigor el 5 de abril, con la excepción de Nicaragua, que enfrentará una tasa del 18 %.
El presidente estadounidense, Donald Trump, explicó que el arancel se aplicará a todos los países de la región, salvo Nicaragua, aunque las tasas más altas se implementarán el 9 de abril.
Los productos exportados desde la región a Estados Unidos incluyen instrumentos médicos y ortopédicos de Costa Rica, banano, plátano y café de Honduras y Guatemala, y textiles de Nicaragua. Costa Rica y Guatemala han optado por esperar más información antes de dar una respuesta definitiva, aunque Guatemala ya ha señalado que estos aranceles podrían violar el tratado DR-CAFTA (Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana).
El gobierno costarricense, a través del Ministerio de Comercio Exterior, indicó que aún recaba información y está preparado para entablar un diálogo con EE. UU. para asegurar un acceso justo a los productos costarricenses.
El presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, minimizó el impacto al mencionar que, aunque los aranceles son una “realidad nueva”, no son un castigo directo.
En Honduras, aunque aún no se tienen detalles completos sobre qué productos estarán sujetos a los nuevos aranceles, se mantiene la cautela.
Por otro lado, países como Nicaragua, El Salvador y Panamá aún no han reaccionado de manera oficial. En el caso de Panamá, el economista Felipe Argote ha señalado que el impacto será limitado debido al bajo volumen de sus exportaciones hacia Estados Unidos.
Finalmente, la analista salvadoreña Cecilia Medrano opinó que la aplicación de estos aranceles muestra que la política económica de Trump no está influenciada por la cercanía o lejanía política con los países de la región.