Régimen nicaragüense normaliza el secuestro y destierro de sacerdotes a Roma

El mecanismo ya está establecido por la dictadura: detención, encarcelamiento y expulsión de su propio país. El régimen izquierdista mantiene su persecución contra la Iglesia Catpolica

Policías de la dictadura de Nicaragua sitian una parroquia, como parte de la campaña de persecución contra la Iglesia Católica (foto de archivo).

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha establecido una alarmante práctica de secuestro, desaparición y posterior destierro de sacerdotes nicaragüenses a Roma, sin justificación legal ni juicio previo.

Este patrón de represión ha afectado recientemente al sacerdote Denis Martínez, quien pertenecía a la diócesis de Matagalpa y ejercía como formador en el Seminario Interdiocesano Nuestra Señora de Fátima en Managua.

Martínez fue retenido por la policía sandinista el 11 de agosto y se confirmó su destierro a Roma este fin de semana.

Su caso se suma al del sacerdote Leonel Balmaceda, quien también fue secuestrado y enviado al destierro tras varios días desaparecido forzosamente por la policía política del régimen. 

Balmaceda, quien dirigía la parroquia Jesús de Caridad en La Trinidad, Estelí, se convierte en otro nombre en la larga lista de religiosos expulsados del país sin proceso alguno.

La defensora de derechos humanos, Haydeé Castillo, denunció el destierro de ambos sacerdotes a través de su cuenta en X (anteriormente Twitter), señalando que la dictadura de Ortega ha creado un “corredor de destierro hacia el Vaticano” y advirtiendo que el desplazamiento forzoso constituye un crimen de lesa humanidad.

En contraste con estos destierros, el Padre Danny García, párroco de la Iglesia San Juan Bautista en Muy Muy, Matagalpa, fue liberado el 17 de agosto tras varios días de secuestro injustificado; su situación refleja la amenaza constante que enfrenta el clero en Nicaragua.

La dictadura deDaniel Ortega (79 años) y Rosario Murillo (73 años) han implementado una política contra la Iglesia Católica, al perseguir y atacar a la institución y sus miembros, incluyendo feligreses y colaboradores.

Súlo en las últimas 2 semanas, más de 20 personas ha sido secuestradas y al menos nueve sacerdotes han sido desterrados sin más razón que el infernal criterio de la familia Ortega-Murillo.

Según el informe “Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?” de la investigadora nicaragüense exiliada Martha Patricia Molina, 245 religiosos han sido expulsados o forzados al exilio desde que comenzó la crisis social y política en abril de 2018, destacando la brutalidad con la que el régimen ha actuado contra la Iglesia Católica, en especial contra la diócesis de Matagalpa.

 

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