Panamá recuerda el Tratado Torrijos-Carter que le cedió con el tiempo la soberanía sobre el Canal

El 7 de septiembre de 1977, Omar Torrijos y Jimmy Carter, de Panamá y Estados Unidos, firmaron el acuerdo UE le cedió por completo, a finales del Siglo XX, la soberanía absoluta de la vía a la nación centroamericana.

Jimmy Carter y Omar Torrijos, presidentes de Estados Unidos y Panamá, respectivamente, firman el 7 de septiembre de 1977 en Washington el acuerdo sobre el Canal de Panamá.

Panamá recuerda este 7 de septiembre un aniversario más, el número 47,  del Tratado Torrijos-Carter que se firmó en Washington, Estados Unidos, y que un momento decisivo en la historia de las relaciones internacionales y la soberanía panameña.

Este tratado, firmado por el entonces jefe del Gobierno de Panamá, Omar Torrijos, y el presidente estadounidense Jimmy Carter, estableció un marco para la transferencia gradual del control del Canal de Panamá hacia Panamá, un cambio que culminaría en la total soberanía panameña sobre la vía interoceánica el 31 de diciembre de 1999.

El presidente José Raúl Mulino dio este sábado en su cuenta en X que “Independientemente a posiciones políticas, antes y ahora, el 7 de septiembre de 1977, marcó un antes y un después en las relaciones con Estados Unidos respecto del  Canal y la hoy Región Interoceánica”.

“El Tratado Torrijos-Carter culminó una era de revisiones para dar paso a nuestra plena soberanía territorial y del Canal. Como Presidente de la República, en democracia, reconozco esa lucha generacional la cual debe servirnos de inspiración para adelantar en nuestra agenda nacional con paso firme”, agregó.

Un acuerdo histórico

El Tratado Torrijos-Carter consistió en 2  acuerdos principales: el Tratado sobre la Neutralidad y el Tratado de la Canal de Panamá. El primero garantizaba que la vía interoceánica se mantendría abierto al tránsito internacional durante la vigencia del tratado, bajo condiciones de neutralidad, mientras que el segundo definía el proceso de transferencia del control del canal a Panamá.

El tratado fue el resultado de años de negociaciones y tensiones entre ambos países. Para Panamá, representó una victoria en su lucha por la soberanía nacional y un paso crucial hacia la autodeterminación. Para Estados Unidos, el acuerdo significaba la culminación de su control colonial sobre la vía interoceánica, una postura que había generado críticas a nivel internacional.

Contexto y consecuencias

La firma del tratado se produjo en un contexto global de creciente presión por la descolonización y la justicia en las relaciones internacionales. A finales de la década de 1970, había un fuerte clamor en América Latina y otras regiones por la equidad en el manejo de recursos estratégicos y territorios. En Panamá, el tratado fue visto como un símbolo de la reivindicación de derechos históricos sobre el canal, que había sido construido por Estados Unidos a principios del siglo XX y operado bajo un acuerdo que muchos consideraban injusto.

El tratado también fue un tema polémico en Estados Unidos, donde encontró oposición tanto en el Congreso como entre la población, que temía perder influencia en una ruta estratégica crucial para el comercio global. Sin embargo, el compromiso de Carter con la diplomacia y la justicia histórica prevaleció, y el tratado fue ratificado en 1978.

La implementación de este, que comenzó con la transferencia parcial de la administración en 1979, culminó con la entrega total del canal a Panamá el último día de 1999. Esta transición no solo significó un cambio en la administración del canal, sino también un reforzamiento de las relaciones entre ambos países. La cooperación internacional en la operación y administración del canal ha sido un modelo de diplomacia y gestión compartida.

Hoy, el Canal de Panamá sigue siendo una de las rutas de navegación más importantes del mundo, y su administración panameña ha demostrado ser eficiente y efectiva. El tratado también ha sido fundamental en la promoción de relaciones amistosas entre Panamá y Estados Unidos, a la vez que ha servido como un ejemplo de cómo las negociaciones diplomáticas pueden resolver conflictos históricos y promover el desarrollo y la cooperación internacional.

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