Más de 500 migrantes murieron en el Darién: Panamá busca identificar 220 cuerpos recuperados en la selva

La selva del Darién, que separa Colombia de Panamá, se ha convertido en uno de los caminos más mortales para miles de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos.

Muchos de los migrantes que atraviesan el Darién sufren lesiones y enfermedades y no pueden recibir atención médica.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al menos 546 personas han perdido la vida en la ruta del Darién entre 2014 y 2025, aunque las autoridades panameñas reconocen que la cifra real podría ser tres o cuatro veces mayor.

El desafío, según las autoridades, es poner nombre a los restos de 220 migrantes recuperados en la zona, muchos de ellos procedentes de Venezuela, Ecuador, Colombia y países de África y Asia.

El flujo migratorio por el Darién alcanzó niveles históricos entre 2022 y 2024, cuando cerca de un millón de personas cruzaron a pie esta peligrosa frontera natural.

Miles de personas cruzan el Darién a diario con el objetivo de llegar a Estados Unidos.

Los relatos de sobrevivientes coinciden: en el camino se encontraban con cadáveres de compañeros de viaje que no lograron resistir la travesía. La OIM detalla que las principales causas de muerte han sido ahogamientos, violencia y falta de agua o alimentos.

En Panamá, el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IMELCF) resguarda 220 cuerpos recuperados entre 2019 y 2025. Con el apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja, se han creado nichos humanitarios para conservarlos de manera digna.

Sin embargo, la mayoría no ha sido identificada debido a que muchos migrantes viajaban sin documentos o con papeles falsos, lo que complica los procesos forenses.

Identificación lenta, pero necesaria

El director del IMELCF, José Vicente Pachar, confirmó que se están aplicando nuevas técnicas, como análisis de ADN y estudios de origen geográfico, para poder establecer de dónde provenían las víctimas.

La mayoría de migrantes viajan sin documentos, lo que dificulta su identificación cuando sufren un accidente o pierden la vida.

Panamá también ha solicitado el apoyo de especialistas internacionales, como el Equipo Argentino de Antropología Forense, con el objetivo de avanzar en las identificaciones y dar respuestas a las familias que aún esperan noticias.

De acuerdo con estadísticas oficiales, la mayoría de quienes murieron en el Darién eran venezolanos, ecuatorianos y colombianos, aunque también se registran víctimas de Cuba, Haití, Perú, países africanos y asiáticos.

El tránsito suele durar entre 10 y 12 días, aunque traficantes de personas lo promocionan como un recorrido de apenas tres jornadas, lo que deja a muchos migrantes sin la preparación ni los recursos necesarios para sobrevivir.

Estados Unidos y Panamá impulsan medidas para desmotivar a las perzonas a cruzar por este peligroso tramo.

Los testimonios recogidos por la OIM describen muertes por caídas en barrancos, ataques de animales, ahogamientos en ríos caudalosos y enfermedades producto de beber agua contaminada.

Además, los migrantes enfrentan violencia y abusos sexuales en medio de la selva. “La incertidumbre de no saber dónde terminó un ser querido es una tristeza muy grande. Nuestro deber es ayudar a mitigar ese drama humano”, declaró Alexandre Le Breton, jefe de la misión del CICR en Panamá.

Aunque el flujo migratorio se redujo tras cambios en la política migratoria de Estados Unidos y Panamá, la tarea de identificar los restos sigue siendo un desafío humanitario.

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