Randall Gamboa Esquivel, un costarricense de 52 años, falleció el domingo en el hospital Fernando Escalante Pradilla, en la zona sur de Costa Rica, semanas después de haber sido deportado en estado crítico desde Estados Unidos, donde estuvo bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) durante ocho meses. Su muerte ha generado una ola de indignación en Costa Rica y presión sobre el Gobierno para esclarecer las circunstancias del caso.
Gamboa, quien había salido del país en diciembre de 2024 en busca de empleo, fue detenido por ICE tras cruzar la frontera por Tijuana y recluido en Texas. Según denuncias de sus familiares, el contacto con él se perdió en junio, y ICE alegó que “no deseaba comunicarse” con su familia ni con el consulado costarricense.
El 2 de septiembre fue repatriado en un vuelo ambulancia en condición delicada, con diagnósticos de rabdomiólisis y encefalopatía. Según sus allegados, llegó al país “en estado infrahumano”.
Su hermana, Greidy Mata, relató a una televisora local: “Cuando tratábamos de contactarlo simplemente nos decían que no estaba en conexión o que no quería comunicarse con la familia. ¡Imaginate! Que él no quería… nos lo estaban negando”.
Tras conocerse su fallecimiento, la Cancillería de Costa Rica expresó sus condolencias y aseguró que “continuará realizando todos los esfuerzos necesarios para esclarecer las circunstancias en que se produjo su detención y posterior traslado”. La institución afirmó haber dado seguimiento al caso a través del Consulado General en Houston, dentro del marco del derecho internacional.
En una moción aprobada el lunes, la Asamblea Legislativa guardó un minuto de silencio en su memoria y expresó solidaridad con su familia y con los migrantes en situaciones similares. “Reiteramos el compromiso con la dignidad humana, la justicia y los derechos fundamentales”, señaló el pronunciamiento del Congreso.
Críticas políticas
El diputado Jonathan Acuña, del Frente Amplio, pidió explicaciones urgentes al Ministerio de Relaciones Exteriores y recordó que el canciller había anunciado el 7 de octubre una nota verbal al Departamento de Estado de EE.UU.
“Es un compatriota que fue incomunicado durante un lapso inmenso. Como país que defiende a sus ciudadanos, no se puede dejar pasar”, afirmó.
El diputado socialcristiano García, amigo personal de Gamboa y también oriundo de Pérez Zeledón, denunció presuntas irregularidades en el vuelo ambulancia y el uso de medicamentos contraproducentes que habrían agravado su estado.
“Se le suministraron medicamentos que le generaron un daño cerebral terrible”, sostuvo.
El expresidente de Costa Rica, Óscar Arias, también se pronunció. “Lo que sí podemos hacer es alzar nuestra voz ante el silencio cómplice del actual gobierno de Costa Rica con el actual gobierno de los Estados Unidos”, afirmó en un mensaje en redes sociales.
Arias criticó duramente la falta de respuestas oficiales.
“Han pasado casi dos meses desde que Randall regresó al país y nuestro gobierno ha sido incapaz de obtener una explicación de Washington. Su familia merece conocer la verdad”, exigió.
Además, Arias condenó la política migratoria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asegurando que “encarna los peores antivalores”, y la calificó de “racista, xenófoba y promotora del trato inhumano hacia personas migrantes”.
