La Asociación de Pastores de Tegucigalpa y Comayagüela (APT) pidió esta semana al Ministerio Público de Honduras esclarecer los asesinatos de más de 35 pastores evangélicos, cuyos crímenes permanecen impunes desde el año 2013.
Entre las víctimas más recientes figuran Yonis Zepeda, asesinado en El Corpus, Choluteca; Elías Guardado Mejía, en Erandique, Lempira; Jeremías Euceda y su hijo, en Iriona, Colón; y Selvin Sabillón, en Petoa, Santa Bárbara. Todos fueron líderes comunitarios y religiosos que promovían la paz y la reconciliación.
Ante la falta de acción por parte de las autoridades judiciales, la organización denunció la “apatía institucional” y urgió a las autoridades a investigar y revelar los móviles e identidad de los responsables. “Esto no es solo una estadística, son pastores que transformaban vidas en zonas afectadas por violencia y adicciones”, expresó la APT.
Además, la Asociación exigió un desarme general de la población, al señalar que la proliferación de armas, incluso legales, alimenta la cultura de violencia en el país. “Rechazamos una sociedad que permite que una persona posea varias armas registradas. Esa responsabilidad debe recaer únicamente en cuerpos de seguridad”, subrayaron.
“La muerte violenta de un pastor es una tragedia nacional”, insistieron. La organización recordó que el trabajo pastoral, aunque silencioso, tiene un impacto social profundo, ya que ayuda en procesos de restauración familiar, prevención del delito y rehabilitación de personas con adicciones.
Honduras reporta un promedio de cinco homicidios diarios. Solo en lo que va del año 2025 se han registrado más de 100 asesinatos de mujeres y al menos 18 homicidios múltiples, cifras que reflejan la grave crisis de seguridad que enfrenta el país.