Tres de los cuatro hombres abatidos en un enfrentamiento con fuerzas de seguridad mexicanas en la frontera de La Mesilla, Huehuetenango, el pasado 8 de junio, habían pertenecido al Ejército de Guatemala y fungían como escoltas del presunto cabecilla de un grupo de narcotráfico que opera entre Chiapas y Guatemala.
Las autoridades identificaron a los fallecidos como Baldemar Calderón Carrillo, alias Tío Balde, y sus acompañantes Héctor René Pérez Gómez, César Augusto Rafael Beb Cacao y Erick Romeo Guitz Caal, alias Ambur. Según investigaciones conjuntas de Guatemala y México, los tres últimos eran parte del equipo de seguridad personal de Calderón Carrillo, considerado líder del cartel Chiapas-Guatemala.
El reconocimiento de huellas dactilares permitió establecer sus identidades luego del operativo realizado por la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP) de México.
Así el enfrentamiento de este medio día en La Mesilla frontera con México entre elementos FRIP y un grupo armado. Extraoficialmente informan que fueron abatidas 5 personas del grupo, hubo una persecución que inició en CiudadCuauhtémoc y las detonaciones duraron cerca de dos horas pic.twitter.com/fPgrIfCKbX
— Vinicio Gutierrez (@viniciogutierr3) June 9, 2025
La Dirección de Personal del Estado Mayor de la Defensa Nacional de Guatemala confirmó que los tres escoltas fueron militares. Beb Cacao y Guitz Caal fueron dados de baja por “convenir al servicio”, mientras que Pérez Gómez había solicitado su retiro voluntario.
La relación de los exmilitares con el crimen organizado fue evidenciada tras la difusión de mensajes de despedida en redes sociales por parte de soldados en activo, quienes lamentaron la muerte de Guitz Caal, originario de San Miguel Tucurú, Alta Verapaz. Beb Cacao, por su parte, residía en El Estor, Izabal, y compartía imágenes de sus misiones militares en plataformas digitales.
Aunque la Secretaría de Seguridad del Pueblo de México afirmó inicialmente que entre los fallecidos también se encontraba el hijo de Tío Balde, Walfre Donaldo Calderón, alias el Teniente, esta información no ha sido corroborada oficialmente.
Enfrentamiento y retiro de evidencia
Durante el operativo del 8 de junio, la policía mexicana incautó armamento de alto calibre, incluyendo cuatro fusiles —uno con lanzagranadas—, dos armas cortas, chalecos balísticos, 17 cargadores, una granada percutida y cuatro vehículos guatemaltecos, tres de ellos blindados. Toda la evidencia, así como los cadáveres, fueron trasladados al lado mexicano de la frontera.
Esta acción provocó cuestionamientos en el Congreso de Guatemala. El ministro de la Defensa, Henry David Sáenz, aseguró que las fuerzas mexicanas actuaron con superioridad numérica y que el contingente militar guatemalteco en el lugar no reaccionó ante el retiro de la evidencia. “El avasallamiento fue tal que por la fuerza se llevaron todo”, declaró Sáenz ante diputados de la bancada VOS.
Un clan familiar bajo investigación internacional
La familia Calderón ha sido señalada por autoridades antinarcóticos de Guatemala y Estados Unidos como una estructura criminal con fuerte presencia en Huehuetenango. Desde 2019, trece de sus miembros enfrentan cargos en la Corte del Distrito de San Diego, California, por conspiración para traficar drogas hacia el territorio estadounidense.
El grupo familiar forma parte del cartel Chiapas-Guatemala, organización surgida tras la alianza entre clanes locales guatemaltecos y traficantes mexicanos para enfrentar al cartel de Los Huistas, otro grupo dominante en la región occidental de Guatemala.
El Ministerio Público y agencias internacionales han documentado el funcionamiento de esta red, que opera en zonas fronterizas clave como La Democracia, Huehuetenango, y parte de la Bocacosta guatemalteca.
Las autoridades continúan investigando posibles nexos entre estructuras militares y redes del narcotráfico en la zona noroccidental del país, mientras se incrementan los llamados para una mayor depuración de las fuerzas armadas y policiales.
Con información de Prensa Libre