El Salvador y Honduras tienen la mayor asignación de recursos como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) para enfrentar la violencia que acecha a sus ciudadanos, destaca un estudio sobre el gasto público en el norte de Centroamérica realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El análisis revisa la composición y la evolución del gasto público en seguridad, justicia y derechos humanos del Triángulo Norte de Centroamérica –El Salvador, Guatemala y Honduras–, donde los datos oficiales indican que en los últimos años hubo una disminución de las tasas de homicidios, pero todavía son elevados los indicadores de delitos, sobre todo los que afectan a las mujeres y las niñas.
Las 3 naciones –caracterizadas por bajos crecimientos económicos y falencias en los servicios de educación y salud– han realizado esfuerzos significativos para aumentar las partidas presupuestarias destinadas al rubro de seguridad, con un gasto que creció a una tasa promedio anual de un 8.2 % en los últimos 12 años.
El Salvador destinó la mayor porción de sus recursos para enfrentar la violencia, en un 3.1 % de su PIB, seguido de un 2.1 % de Honduras, ambos por encima del promedio latinoamericano situado en un 1.7 %.
Guatemala se ubica por debajo del promedio regional, con un gasto de un 1.6 % como proporción del PIB.

Estos porcentajes quedan por encima de los promedios de otros países en América Latina que también enfrentan olas de violencia, como Brasil con un 1.1 % y México con un 0.7 %. El PNUD recuerda que el gasto en las dos grandes economías latinoamericanas es cuantioso en comparación a los países centroamericanos, pero en la medición como proporción del PIB queda con una tasa más baja.
Hijos de una misma región, pero diferentes historias
El estudio destaca que El Salvador, Guatemala y Honduras comparten similares historias de conflictos internos, cuyas secuelas perduran en la actualidad. Después de años en guerra, El Salvador firmó “sendos acuerdos” de paz en 1992 y 4 años después en Guatemala, mientras que en Honduras el movimiento guerrillero no alcanzó las dimensiones de la guerra de sus vecinos, pero dio un contexto de violencia extrema.
La excepción fue Costa Rica, que desde los orígenes como república independiente siguió una trayectoria diferente a los países de la región. Mientras que Guatemala y El Salvador adoptaron un modelo económico basado en la caficultura, con expropiación de tierras y reformas liberales en favor de grandes empresarios, Costa Rica desarrolló la producción de café con medianos propietarios.
Según el PNUD, Costa Rica mantiene la inversión social en el centro de su gestión presupuestaria, a pesar de las dificultades fiscales desde mediados de la década de 2000. De esa manera, el gasto social per cápita en 2020 era cuatro veces superior al de Guatemala, 2.7 veces al de El Salvador y 6.5 veces a Honduras.
De 1992 a 2020, más de 379,000 personas fueron víctimas de homicidios en el norte de Centroamérica, de las cuales 130,011 corresponden a Guatemala, 131,350 a El Salvador y 118,103 a Honduras.
En el mismo período, 11,987 personas fueron asesinadas en Costa Rica.