Altar maya de Copán en Honduras podría esconder fechas y rituales en lenguaje de señas

Un estudio reciente plantea que los gestos manuales tallados en el altar Q de Copán no son simples adornos, sino códigos que representarían fechas rituales. Este hallazgo abre un debate entre especialistas y podría transformar la manera en que entendemos la escritura maya.

Al menos 16 signos tallados en la piedra son valores específicos del calendario.

El altar Q, esculpido en el año 776 bajo el mandato del rey Yax Pac, es uno de los monumentos más importantes de la civilización maya en Copán, Honduras. Tradicionalmente, se lo ha considerado clave para comprender la historia política y ritual de la ciudad.

La nueva investigación, publicada en la revista Transactions of the Philological Society y citada por National Geographic, propone que los gestos manuales tallados en los personajes del altar funcionan como un sistema de escritura en señas. Según el antropólogo Richard Sandoval, estos signos codifican fechas del calendario de Cuenta Larga.

El calendario maya, pieza central de su cosmovisión, se basa en ciclos de tiempo que van desde un día (k’in) hasta el b’ak’tun, equivalente a más de 144 mil días. El estudio indica que los gestos en el altar representan fechas clave como el 27 de noviembre de 437. También incluyen el 30 de abril de 820.

El estudio analiza símbolos que podrían estar relacionados con gestos al comunicarse.

Sandoval sostiene que al menos 16 signos manuales tallados en la piedra corresponden a valores específicos del calendario, vinculados al tiempo ritual y al inframundo. Para él, el altar combina glifos y señas, lo que lo convierte en una especie de “Piedra de Rosetta” maya.

El hallazgo generó entusiasmo y escepticismo en partes iguales. Epigrafistas consultados por National Geographic advierten que aún falta encontrar más pruebas en otros monumentos y códices para confirmar que se trata de un sistema de escritura formal.

Sandoval defiende su propuesta y señala que casi siempre los glifos mayas aparecen acompañados de figuras que hacen gestos con las manos. Esto refuerza su hipótesis de que los signos manuales tenían un valor específico dentro de la comunicación visual.

El análisis replantea otros descubrimientos mayas de México.

Si se confirma la existencia de esta escritura basada en señas, el descubrimiento obligaría a reinterpretar numerosos monumentos y códices mayas. Además, abriría nuevas líneas de investigación sobre la relación entre el lenguaje de señas y la escritura en otras culturas mesoamericanas.

El altar Q de Copán, que ya era una pieza central en la historia de la civilización maya, ahora podría ser también la clave para revelar una dimensión desconocida de su compleja comunicación.

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