Régimen de Nicaragua no cesa hostigamiento de la Iglesia Católica

Un reporte del Colectivo Nicaragua Nunca Más indica que los ataques contra la iglesia y los religiosos no ha parado. La dictadura los mira como enemigos.

Una imagen icónica: policías orteguistas rodeando una parroquia católica nicaragüense.

En su segundo informe sobre las violaciones a la libertad de conciencia y religión en Nicaragua, entre noviembre del 2023 y el 22 de enero del 2024, el Colectivo Nicaragua Nunca Más reportó la persecución por razones religiosas se agravó en el país al establecer la dictadura como política de estado el terrorismo contra la Iglesia Católica.

“Se ha instaurado como política de estado una preocupante dinámica de represión”, que desde el 2018 ha adoptado un discurso de hostilidad hacia sacerdotes y el Vaticano, caracterizándolos como “mafia” y marcando un “detrimento público en los vínculos entre el Estado y la Santa Sede”.

Informaciones recolectadas por el Colectivo señalan, en principio, las restricciones a la celebración de actividades religiosas como las misas y la festividad dedicada a la purísima Virgen María, el 7 de diciembre, cuando se impidió realizar esta celebración en las afueras de las iglesias y no se permitió el recorrido de la imagen en diferentes barrios.

La persecución siguió hacia los líderes religiosos, lo que culminó con la detención del padre Óscar Escoto, vicario general de la Diócesis de Matagalpa y las acciones de hostigamiento y amenazas se extendieron al ámbito familiar de líderes religiosos.

El Colectivo destaca además una nueva etapa represiva en cuanto a la libertad de religión que consiste “en ahogar operativamente a la iglesia católica por medio del cierre de cuentas y confiscaciones”, tal es el caso de la confiscación de la casa pastoral en San Pedro del Norte, municipio del departamento de Chinandega, por parte de la Policía de la dictadura.

El discurso de odio contra la iglesia es permanente a través de la vice dictadora Rosario Murillo, quien ha vociferado que “los verdaderos diablos son los que tocaban las campanas” y “que andaban sembrando odio y hablando en nombre de Cristo”.

Su discurso de odio ha sido constante acusándolos de ser “agentes del mal” que han llevado a cabo “terrorismo, terrorismo verbal, terrorismo espiritual y terrorismo culturar” y a pesar de estos descalificativos también se lavó las manos diciendo que es falso que hay persecución religiosa en Nicaragua.

La detención de religiosos aumentó en 2023 

Según el Colectivo en 15 días la Policía detuvo a 19 religiosos, de estos 15 eran sacerdotes, 3 seminaristas y 1 obispo y una de las principales razones de su detención fue haber mencionado en sus homilías a monseñor Rolando Álvarez, quien fue encarcelado durante un año y cinco meses.

En ninguna de las detenciones se respetaron las garantías mínimas del debido proceso, apunta el Colectivo.

Monseñor Álvarez y otros 15 sacerdotes, 2 seminaristas y monseñor Isidoro Mora, fueron desterrados el 14 de enero de 2024 hacia la Santa Sede.

“Esta táctica de destierro y expulsión del país ha dio una estrategia que ha provocado el desplazamiento de Nicaragua de más de cien sacerdotes”, indica el comunicado, que en su parte final destaca la respuesta y demanda de la comunidad internacional para que el gobierno de Nicaragua cese la persecución contra la Iglesia Católica.

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