Críticas crecen tras reforma que permite reelección indefinida en El Salvador

La reforma constitucional aprobada por el la Asamblea Legislativa de El Salvador, que permite la reelección presidencial indefinida, elimina la segunda vuelta electoral y extiende a 6 años el período presidencial, ha desatado críticas internacionales. Líderes como Laura Chinchilla y Álvaro Vargas Llosa advierten que el cambio sigue patrones de deriva autoritaria vistos en Venezuela y Nicaragua.

Nayib Bulele presidente de El Salvador.

La reciente reforma legislativa que abre la puerta a la reelección presidencial indefinida en El Salvador ha generado una ola de reacciones en la región. Diversas voces internacionales, entre ellas la de la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, han expresado su preocupación por lo que consideran una deriva autoritaria en el país gobernado por Nayib Bukele.

En redes sociales, Bukele defendió la reforma, afirmando que “el pueblo debe tener el derecho a elegir a quien quiera, cuantas veces quiera”. Sin embargo, las críticas se han intensificado tras la aprobación del cambio legal que elimina el límite a los periodos presidenciales consecutivos.

Comparaciones con Venezuela y Nicaragua

Laura Chinchilla comparó el caso salvadoreño con los procesos vividos en Venezuela y Nicaragua. En un mensaje difundido en redes sociales, afirmó que “El Salvador de Bukele sigue la ruta autocrática de la Venezuela de Chávez y la Nicaragua de Ortega”.

Según Chinchilla, los 3 presidentes llegaron al poder por medios democráticos y con amplio respaldo popular. Sin embargo, una vez en el poder, impulsaron reformas para permanecer indefinidamente.

“Chávez lo hizo en 2009 con una Asamblea Constituyente, Ortega en 2014 vía reforma legislativa, y ahora Bukele en 2025 también mediante el Congreso”, detalló.

Cooptación de poderes y popularidad

La expresidenta costarricense señaló que los intentos de reelección indefinida suelen ir acompañados del dominio parlamentario y la pérdida de independencia del poder judicial. Advirtió que el respaldo popular en estas etapas no garantiza que el rumbo sea democrático.

“La popularidad no es una patente de corso para violar los derechos de las minorías ni desmontar el Estado de derecho”, afirmó Chinchilla.

Vargas Llosa: ·Es un agravante, no un atenuante·

El escritor y analista Álvaro Vargas Llosa también criticó duramente la reforma. Afirmó que los liberales deben ser los primeros en condenar este tipo de cambios constitucionales, independientemente de quién los promueva.

“Que Bukele sea un látigo de la izquierda no es un atenuante, sino un agravante. No se puede legitimar aquello que se denuncia en la orilla de enfrente”, escribió en un editorial reciente.

Llamado a defender la alternancia

Ambas figuras alertaron sobre la erosión del principio democrático de alternancia en el poder. Chinchilla recalcó que este principio es esencial para evitar la consolidación de regímenes autoritarios.

“Quienes aún están a tiempo, recuerden: en guerra avisada, no muere soldado”, concluyó.

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