Nunca antes, como ahora, la persecución religiosa desatada por la dictadura de Nicaragua había sido tan denunciada y documentada como este año 2024.
Durante el 55o. período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, se llevó a cabo el evento paralelo “Ataques a la libertad religiosa en Nicaragua”, organizado por el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, Pan American Development Foundation y Alcance de Ayuda a las Américas.
Este foro expuso las diversas formas de violación a la libertad religiosa en Nicaragua y presentó testimonios de víctimas bajo confidencialidad, debido al miedo de represalias contra sus familias.
Evento paralelo Ataques a la libertad Religiosa https://t.co/EQ1cnAmgu6
— Colectivo Nicaragua Nunca Más (@ColectivoNunca) March 12, 2024
Nazila Ghanea, relatora especial sobre la libertad de religión o de creencias, destacó la desproporción de poder entre el Estado y las víctimas, urgiendo a estas últimas a compartir sus historias con los medios internacionales.
El evento contó con la participación de representantes de misiones permanentes de Estados, organizaciones internacionales de protección de derechos humanos, y víctimas de violaciones al derecho de libertad religiosa.
Se denunciaron acciones represivas del régimen nicaragüense, incluyendo la detención de más de 55 religiosos desde 2021, la destitución y el destierro de 44 de ellos, incluidos tres obispos, y la retención de 11 misioneros evangélicos.
Además, se destacó la persecución a la iglesia y la violencia contra sacerdotes y religiosos, así como la cancelación ilegal de 381 organizaciones religiosas.
La comunidad internacional fue llamada a presionar al régimen nicaragüense para el restablecimiento inmediato de los derechos humanos, especialmente la libertad religiosa.
La situación en Nicaragua fue descrita como profundamente arraigada en odio sociopolítico, con graves repercusiones para las comunidades religiosas y aquellos que las defienden.
Los organizadores del evento solicitaron a las instancias internacionales mantener la vigilancia sobre el derecho a la libertad religiosa en Nicaragua y asegurar la integridad física de quienes son detenidos por ejercer su fe.
Este llamado refleja la esperanza de que la presión internacional eventualmente contribuya a redirigir a Nicaragua hacia una agenda de respeto a los derechos humanos.