En la antesala de una semana que estará marcada por protestas sociales, un inminente paro médico y el creciente malestar ciudadano, el expresidente panameño Ricardo Martinelli negó en un mensaje difundido a través de su cuenta en la red social X estar financiando o vinculado a las movilizaciones contra el gobierno.
Desde la embajada de Nicaragua en Panamá, donde se mantiene asilado desde principios de 2024 para evitar cumplir una condena de más de 10 años de prisión por lavado de dinero, Martinelli rechazó los rumores sobre su supuesta participación en la organización o financiamiento de las protestas.
“Yo no tengo absolutamente nada que ver con los movimientos indígenas, los sindicatos o los movimientos bananeros. No he puesto ni un fucking centavo en eso”, afirmó en un video.
Hasta cuando me van a acusar de todo lo que sucede en este país? Los mismos que siempre inventan para venir ellos como redentores. Dialoguen y mediante el diálogo resolvamos los problemas entre panameños contrario a buscar culpables o chivos expiatorios. pic.twitter.com/r6kAiEJv12
— Ricardo Martinelli (@rmartinelli) May 4, 2025
“Estoy harto de que me acusen sin una prueba de cosas con las que no tengo nada que ver”.
El exmandatario aseguró que fuentes del Consejo de Seguridad lo estarían vinculando con los disturbios que se anticipan para la semana, cuando médicos, sindicatos de la construcción y jóvenes ambientalistas se movilizarán en rechazo a reformas a la Caja de Seguro Social (CSS), a la minería y a otras políticas del Ejecutivo.
“Exhorto a la paz, a la armonía, al diálogo, a que nos entendamos entre panameños y no estemos buscando peleas ni chivos expiatorios donde no los hay”, insistió Martinelli, en un tono desafiante. “Pónganse a trabajar en vez de estar inventando chismes y bochinches”.
El pronunciamiento del exgobernante se da en un clima de alta tensión social y política, con múltiples gremios y sectores civiles anunciando jornadas de protesta desde este lunes 5 de mayo. Mientras tanto, Martinelli continúa refugiado en territorio diplomático, burlando una condena judicial firme, protegido por el asilo otorgado por el dictador nicaragüense Daniel Ortega.