Honduras inicia este lunes la campaña electoral rumbo a los comicios del 30 de noviembre

Más de seis millones de hondureños están habilitados para votar en unas elecciones marcadas por la polarización y la desconfianza institucional.

Miembros del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Honduras, durante la presentación de la posición de los candidatos presidenciales en la papeleta para los comicios del 30 de noviembre.

Este lunes 1 de septiembre arranca oficialmente la campaña electoral en Honduras de cara a las elecciones generales del 30 de noviembre de 2026, un proceso que durará 86 días y concluirá el 25 de noviembre con el silencio electoral.

La Ley Electoral de Honduras regula el uso de medios de comunicación, encuestas, manifestaciones públicas y actividades proselitistas durante este periodo.

En este tiempo,  los partidos políticos podrán promover sus propuestas y buscar el respaldo ciudadano.

Diversos sectores han instado a que la campaña se centre en ideas y planes de gobierno, y no en ataques personales.

En estos comicios, los hondureños elegirán un presidente, tres vicepresidentes, 298 alcaldías municipales, 128 diputados al Congreso Nacional y 20 representantes al Parlamento Centroamericano.

Cinco aspirantes están inscritos en la contienda presidencial, pero tres concentran las mayores posibilidades: Rixi Moncada, candidata del oficialista Partido Libertad y Refundación (Libre); Nasry Asfura, exalcalde de Tegucigalpa y figura del opositor Partido Nacional; y Salvador Nasralla, expresidente del Congreso y candidato del Partido Liberal.

También participan Nelson Ávila (del Partido Innovación y Unidad-PINU-SD) y Mario Rivera (Partido Demócrata Cristiano), aunque con menor peso político.

La candidata oficialista se ha negado a participar en los debates presidenciales propuestos por medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil.

De los 10 millones de habitantes de Honduras, alrededor de 6 millones están habilitados para ejercer el voto.

El proceso se desarrolla en medio de una profunda polarización política y una marcada desconfianza hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE), así como hacia el Ejecutivo y la Fuerza Armada, instituciones que se acusan mutuamente de preparar un fraude electoral.

 

 

Exit mobile version