La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo presentó este viernes ante los medios oficialistas al médico costarricense-nicaragüense Yerri Estrada, detenido desde el 13 de agosto y reportado como desaparecido por organizaciones de derechos humanos y autoridades extranjeras.
Las imágenes divulgadas muestran al doctor de 33 años vestido con uniforme celeste de reo y un corte de cabello estilo militar.
Según la propaganda oficial, Estrada recibió la visita de su cónyuge, Xóchilt Natalia Castil Velásquez, el pasado 3 de septiembre en un centro penitenciario de Managua.
Los medios controlados por el régimen lo calificaron como “golpista” y “terrorista”, términos usados de forma sistemática contra presos políticos en Nicaragua.
Sin embargo, no se detallaron cargos judiciales en su contra ni se aportaron pruebas sobre un proceso penal abierto.
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Reacción familiar y diplomática
Su madre, Rosa Ruiz, rompió el silencio al ver las fotografías. “Me parte el alma ver a mi hijo en la cárcel, pero al menos con vida”, dijo a medios costarricenses y nicaragüenses.
La cancillería de Costa Rica, país donde Estrada también tiene nacionalidad, confirmó que mantiene “comunicación prioritaria y constante” con la familia y con autoridades nicaragüenses para exigir garantías de acompañamiento.
Legisladores costarricenses y la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos han pedido públicamente su liberación inmediata.
Campaña internacional
La aparición de las fotografías ocurre en medio de una campaña de presión internacional para liberar a Estrada, descrito por sus colegas como un médico entregado a la atención comunitaria.
Washington lo había reportado como “desaparecido” y organizaciones humanitarias denunciaron que estuvo incomunicado y bajo riesgo de tortura durante semanas.
Estrada integra la lista de al menos 70 presos políticos en Nicaragua, según el Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas.
Los arrestos arbitrarios y la exhibición mediática de opositores forman parte de una estrategia de control que organismos internacionales califican de violaciones sistemáticas a los derechos humanos.