La Asamblea Legislativa aprobó el miércoles la trigésima octava prórroga del régimen de excepción, una de las principales herramientas del Gobierno de Nayib Bukele en la lucha contra las pandillas que durante más de tres décadas sembraron el terror en El Salvador.
Con 57 votos a favor de los 60 diputados del Congreso, controlado por la bancada oficialista Nuevas Ideas y sus aliados, la medida continuará aplicándose del 6 de mayo al 4 de junio. La extensión se mantiene vigente pese a que 2024 cerró con solo 114 homicidios, equivalente a un promedio de 0.3 asesinatos por día.
El régimen de excepción fue decretado por primera vez el 27 de marzo de 2022, tras una violenta jornada que dejó 87 muertos en tres días. Desde entonces, se ha renovado de forma mensual. Según cifras oficiales, más de 85,900 personas han sido capturadas bajo esta figura, señaladas como miembros de estructuras criminales.
Durante una reciente sesión del Consejo de Ministros, el Ministerio de Justicia y Seguridad calificó la medida como “exitosa”, al señalar que ha permitido una reducción sostenida de homicidios y debilitado a pandillas como la Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, reconocidas como grupos terroristas desde 2015 por la Corte Suprema.
El régimen permite la suspensión de derechos constitucionales como conocer los motivos de detención, el acceso inmediato a defensa legal y prohíbe la intervención de comunicaciones sin orden judicial. También extiende el plazo de detención preventiva de 72 horas a 15 días sin audiencia.
Aunque en agosto de 2024 el presidente Bukele planteó la posibilidad de poner fin a la medida, su gobierno ha reiterado que es un recurso indispensable para consolidar la seguridad. Paralelamente, las reformas impulsadas al Código Penal endurecieron las condenas: pertenecer a pandillas se castiga con penas de entre 20 y 40 años, y hasta 60 años para cabecillas.
En 2015, El Salvador registraba 6,656 asesinatos y una tasa de 106 por cada 100,000 habitantes, la más alta del mundo. Hoy, el país se promociona como “el más seguro del hemisferio occidental”, según el presidente Bukele.