Estados Unidos volvió a colocar a Nicaragua en el radar de su política exterior al expresar preocupación por los lazos entre el régimen de Daniel Ortega y el gobierno de Irán, en el contexto de una revisión más amplia sobre la presencia iraní en América Latina.
Durante una conferencia de prensa virtual, el vicesecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, afirmó que Washington espera obtener información clave de Bolivia tras el reciente cambio de gobierno, con el fin de esclarecer “qué tipo de cooperación” mantuvieron los regímenes de los últimos veinte años con Irán.
Eso incluye a sus aliados regionales, entre ellos Nicaragua, Venezuela y Cuba.
“Será muy importante ver qué secretos han guardado los gobiernos de Bolivia en relación con la penetración de Irán en la región”, señaló Landau.
“La cooperación con regímenes como los de Irán y Nicaragua representa una amenaza potencial para la estabilidad hemisférica”, añadió.
Nicaragua bajo la lupa
Las declaraciones refuerzan las sospechas sobre la cooperación de Managua con Teherán, documentada en acuerdos económicos, técnicos y de defensa.
Diplomáticos israelíes han advertido en repetidas ocasiones sobre la posible presencia de células vinculadas a grupos extremistas iraníes en territorio nicaragüense.
El cónsul honorario de Israel en Costa Rica, Amir Rockman, declaró a la prensa nicaraguense que “fuerzas iraníes y grupos terroristas actúan libremente en Nicaragua”, calificando al país como “un punto estratégico” de influencia persa.
Washington busca cooperación boliviana
Landau afirmó que Estados Unidos mantendrá una comunicación constante con las nuevas autoridades bolivianas para “entender mejor lo que ha pasado” y acceder a información sensible sobre la cooperación militar y política de Irán durante los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce.
“Esperamos que los archivos del Estado boliviano ayuden a exponer ante el mundo lo que realmente ocurrió en los últimos 20 años”, apuntó el funcionario, aludiendo al posible fin del “socialismo del siglo XXI” en Bolivia y sus vínculos con actores como Irán.
El diplomático subrayó que la eventual revelación de documentos podría ser de interés no solo para Washington, sino también para países vecinos como Argentina, Chile y Paraguay. “Es fundamental garantizar que no existan equipos militares o redes de apoyo logístico iraní operando en la región”, dijo.
Para Estados Unidos, la transición en Bolivia podría marcar el inicio de una nueva etapa de transparencia regional y arrojar luz sobre la influencia iraní en América Latina, en la que Nicaragua emerge nuevamente como pieza clave del eje antioccidental encabezado por Teherán.
