La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo disolvió este jueves el Consejo Nacional de Universidades (CNU), organismo colegiado que regulaba el sistema universitario público desde 1990, y anunció la creación de un nuevo Consejo Nacional de Rectores, conformado exclusivamente por funcionarios afines al régimen y con su presupuesto sometido al control directo del Estado.
Según informó Murillo en cadena nacional, el nuevo consejo atenderá “temas académicos, carreras y extensiones universitarias”, y estará acompañado por una Secretaría Técnica encargada del registro de títulos, la planificación, evaluación y acreditación.
Esta oficina estará dirigida por Bismarck Santana, un viejo operador político sin trayectoria académica internacional y con antecedentes de violencia pública.
La medida profundiza el proceso de control total del sistema universitario, iniciado tras la represión de las protestas de abril de 2018, en las que estudiantes fueron protagonistas y posteriormente perseguidos, encarcelados o forzados al exilio.
Desde entonces, el régimen ha confiscado al menos 37 universidades, entre ellas la histórica Universidad Centroamericana (UCA), y ha creado nuevas casas de estudio bajo control político y vigilancia policial.

La eliminación del CNU implica también el desplazamiento de Ramona Rodríguez, expresidenta de ese órgano y rectora de la UNAN-Managua, quien fue reubicada en un nuevo centro de formación oficialista llamado “La Sandino”. En su lugar fue nombrada Angela Munguía, militante partidaria quien liderará el nuevo consejo junto a rectores -en su mayoría sancionados- de universidades confiscadas y reestructuradas.
Organismos académicos internacionales y defensores de derechos humanos han advertido que el sistema universitario nicaragüense se ha transformado en un aparato de propaganda, con pérdida de calidad académica, desaparición de la autonomía, y uso del espectro universitario para fines ideológicos y de vigilancia interna.