El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo firmó este domingo en Pekín un contrato con la empresa china Poly Technologies para la adquisición de armamento, tecnología, equipos de transporte y comunicaciones militares, en el marco de una ofensiva diplomática y comercial con China que ha despertado preocupación internacional.
La empresa asiática, subsidiaria del conglomerado estatal China Poly Group Corporation, se especializa en la venta de misiles y sistemas de defensa aérea.
La compañía fue sancionada por Estados Unidos el 12 de junio de 2024 por facilitar la transferencia de tecnología militar sensible a industrias rusas vinculadas a la guerra en Ucrania.
La firma del contrato se produjo en el contexto de la cuarta reunión ministerial del Foro China–Celac, a la que asiste una amplia delegación del régimen sandinista encabezada por Laureano Ortega Murillo, asesor presidencial e hijo de los dictadores, quien también recibió autorización oficial para suscribir un memorando de entendimiento sobre desarrollo agrícola bilateral.
La comitiva nicaragüense está integrada por figuras clave del poder político, económico y militar, entre ellos el canciller Valdrack Jaentschke; el presidente del Banco Central, Ovidio Reyes; el ministro de Transporte, Oscar Mojica; y el general Marvin Corrales, inspector general del Ejército.
También forman parte del grupo funcionarios del área educativa, ambiental y financiera, como Loyda Barreda (Inatec), Javier Gutiérrez (Marena), Carlos Selva (Hacienda) y el embajador Ramiro Cruz.
Además del contrato con PolyTech, Nicaragua suscribió otros acuerdos estratégicos con compañías chinas. Uno de ellos establece el desarrollo del Proyecto de Conectividad Digital para fortalecer el control de las telecomunicaciones en el país.
Otro, firmado con la Compañía de Servicios de Comunicaciones Internacionales de China (CCSI), prevé la instalación de plataformas logísticas inteligentes en el puerto de Corinto, en el Centro Logístico Julia Herrera.

Desde que rompió relaciones con Taiwán en 2021, Nicaragua ha intensificado su acercamiento con China, firmando acuerdos comerciales, de infraestructura y ahora también de cooperación militar, lo que representa un giro geopolítico en medio del aislamiento internacional que enfrenta por su historial de represión y violaciones a los derechos humanos.
Washington ha advertido sobre los riesgos de que gobiernos autoritarios se alíen con empresas chinas sancionadas por sus vínculos con Moscú y por prácticas opacas en la transferencia de tecnología, especialmente en contextos de rearme militar.