Arévalo enfrenta tormenta política tras fuga de pandilleros en Guatemala

El presidente guatemalteco enfrenta presión política interna y externa por la fuga de 20 miembros de la pandilla Barrio 18, con críticas desde el oficialismo, la oposición y el sector empresarial.

Bernardo Arévalo, presidente de Guatemala.

El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, se enfrenta a una fuerte tormenta política tras la fuga de 20 pandilleros de alta peligrosidad del penal Fraijanes II, ubicado al suroriente de la Ciudad de Guatemala. La fuga ha desatado una ola de críticas provenientes tanto del oficialismo como de la oposición y el sector empresarial.

La sorpresa vino de la propia bancada oficialista del Movimiento Semilla, donde varios diputados exigieron la destitución del ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, tras los hechos ocurridos.

El diputado Samuel Pérez Álvarez, un aliado cercano de Arévalo, afirmó que había solicitado al presidente la remoción de Jiménez, asegurando que el ministro “ya no goza de nuestra confianza ni de la del pueblo”.

Pérez destacó que, si bien la bancada respalda al presidente, no pueden seguir tolerando la “incompetencia” de algunos funcionarios.

“La estrategia de recaptura es lo mínimo que se espera en este momento, pero va a ser insuficiente para recuperar la confianza de las personas responsables de garantizar la seguridad de Guatemala. Con la bancada respaldamos al presidente Arévalo y su gestión pero no la incompetencia que han mostrado algunos funcionarios”, subrayó Pérez.

Por su parte, la diputada Laura Marroquín, también del Movimiento Semilla, subrayó que la fuga refleja un “colapso”en el sistema penitenciario y pidió una investigación “seria y transparente”.

A su juicio, la destitución del ministro es imprescindible para restaurar la confianza en el sistema de seguridad del país.

Desde la oposición, las críticas se han intensificado. Allan Rodríguez, diputado de la bancada VAMOS, fue especialmente duro con el ministro Jiménez, llamándolo “mequetrefe” y exigiendo su destitución inmediata.

Rodríguez instó a Arévalo a “aprender a contar” y afirmó que el presidente “no puede contar con alguien así”.

Para él, la situación es aún más grave porque el propio Jiménez ha declarado que no renunciará hasta solucionar la crisis, cuando, según Rodríguez, “él es el problema”.

“Vemos a un ministro que da pena, da risa, pero es realmente preocupante, porque dice que no renunciará hasta arreglar el problema, cuando él es el problema”, agregó Rodríguez.

El sector empresarial también ha mostrado su preocupación. Charles Bland, presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras de Guatemala (CACIF), calificó la fuga de los pandilleros como una “alarmante negligencia” y una “grave amenaza” a la seguridad nacional.

Según Bland, este tipo de incidentes no tienen justificación y ponen en evidencia la falta de control en las cárceles guatemaltecas, donde los criminales tienen más poder que las propias autoridades.

En respuesta a la presión, el presidente Arévalo confirmó que evaluará la continuidad de Jiménez al frente del Ministerio de Gobernación.

En declaraciones a los medios, Arévalo indicó que todos los ministros están “en evaluación continua” y que tomará decisiones basadas en la información disponible. Asimismo, adelantó que el martes se celebrará una reunión de gabinete para abordar la situación.

Hasta el momento, la única medida administrativa tomada ha sido la destitución del director del Sistema Penitenciario y la remoción de los directores y subdirectores de las cárceles Fraijanes II, Renovación I, Puerto Barrios y Mariscal Zavala.

 

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