Los países de Centroamérica y el Caribe que han roto relaciones diplomáticas con Taiwán para reconocer a la República Popular China no han obtenido beneficios económicos significativos, sino lo contrario, aseguró este miércoles el investigador del Center for Strategic and International Studies y profesor del U.S. Army War College, Dr. Evan Ellis, en una audiencia ante el Subcomité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos.
Durante su intervención titulada “Influencia de la República Popular China y el estatus de los aliados diplomáticos de Taiwán en el Hemisferio Occidental”, Ellis sostuvo que los datos muestran que en todos los casos latinoamericanos desde 2007, las exportaciones hacia China y Taiwán caen tras romper con Taipéi, mientras que las importaciones desde China se disparan, afectando el empleo y la producción local.
“Los datos de la respetada Dirección de Estadísticas Comerciales del Fondo Monetario Internacional muestran que, en todos los casos en que los socios han abandonado Taiwán por la República Popular China en América Latina desde 2007, las exportaciones a Taiwán y la República Popular China dos años después de abandonar Taiwán no aumentan significativamente, y a menudo disminuyen, mientras que la penetración de la República Popular China en el mercado local por parte de los productores chinos, a expensas de los empleos locales, despega”, sostuvo Ellis.
En el caso de El Salvador, Ellis señaló que las exportaciones combinadas a China y Taiwán cayeron de $114.6 millones en 2018 a apenas $74.9 millones en 2020, mientras productos chinos invadieron el mercado local.
En Costa Rica, la situación fue similar: las exportaciones combinadas pasaron de $933.2 millones en 2007 a $457.6 millones en 2023, mientras las importaciones desde China aumentaron de $763 millones a $3,210 millones.
En Nicaragua, tras firmar un acuerdo de libre comercio con China, las exportaciones al gigante asiático sumaron apenas $51 millones en 2024, mientras las importaciones llegaron a $1,020 millones, impulsadas por la proliferación de tiendas chinas como Bazar Chino y China Mall, que han desplazado a comerciantes locales.
En Honduras, los productores descubrieron que China paga mucho menos por el camarón que Taiwán, y en República Dominicana, gran parte de las inversiones prometidas por Pekín nunca se materializaron, mientras proliferan denuncias contra comercios chinos por evasión fiscal y violaciones laborales.

Estrategia de influencia china
Ellis alertó que el gobierno comunista chino ha montado redes de influencia a través de institutos Confucio, viajes pagados a periodistas —como 30 de Honduras y 25 de Nicaragua—, y programas de “capacitación” que en realidad promueven la importación de productos chinos. “China ha capturado a las élites locales, paralizando su capacidad de resistir la penetración económica y política de Pekín”, advirtió.
En países como Paraguay, único aliado de Taiwán en Sudamérica, Ellis afirmó haber conversado con el presidente Santiago Peña, quien sostiene una firme convicción en mantener relaciones con Taiwán. Sin embargo, denunció que emisarios chinos ejercen presión constante sobre legisladores y gremios agrícolas paraguayos, prometiéndoles mayores ganancias si se alinean con Pekín.
En Guatemala, el gobierno de Bernardo Arévalo enfrenta presiones económicas y políticas, y Ellis advirtió que una eventual caída del gobierno podría facilitar un giro diplomático hacia China.
Ellis también expresó su preocupación por el papel de China en el fortalecimiento de regímenes autoritarios como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua, mediante financiamiento, tecnología de vigilancia, préstamos condicionados a recursos naturales y apoyo político, lo que a su juicio perpetúa la represión interna y debilita la democracia.
Además, advirtió que instalaciones operadas por empresas chinas como COSCO y Hutchison en Panamá, Perú, Jamaica y otros países, podrían ser utilizadas en caso de conflicto bélico entre China y EE.UU., para interrumpir rutas logísticas, cerrar el Canal de Panamá, recolectar inteligencia o incluso lanzar ciberataques y acciones encubiertas.
“El riesgo no es solo militar, es económico, político y estratégico. Las empresas chinas están en todos los sectores: puertos, telecomunicaciones, energía, universidades, medios de comunicación. Es una red de influencia que paraliza a las élites locales frente a los intereses de Pekín”, alertó Ellis.
Recomendaciones para EE.UU.
Ellis exhortó al gobierno estadounidense a reforzar el apoyo económico y diplomático a los países que aún reconocen a Taiwán, como Paraguay, Guatemala y las naciones del Caribe como San Cristóbal y Nieves y Santa Lucía. Además, pidió que estos países no sean incluidos en restricciones migratorias, como la lista amarilla de viaje que afecta a países caribeños.
“El Congreso debe garantizar que estos socios se beneficien por mantenerse fieles a los principios democráticos y a la defensa de Taiwán”, afirmó el experto, subrayando que Washington debería promover su liderazgo en organismos multilaterales.
Ellis concluyó su testimonio advirtiendo que la estrategia china no es sólo comercial, sino una herramienta de expansión política bajo el disfraz de inversiones y cooperación, lo cual debe ser contrarrestado con alianzas estratégicas más sólidas por parte de Estados Unidos.