China se convierte en el mayor acreedor de los países más pobres del mundo

Un informe del Lowy Institute revela que 2025 marcará un récord histórico de pagos de deuda a China por parte de países en desarrollo, en medio del colapso del financiamiento internacional y la creciente presión fiscal.

La transición de China de prestamista global a cobrador de deuda internacional ha alcanzado un punto crítico. Según el informe Peak Repayment: China’s Global Lending del Lowy Institute de Australia, en 2025 los países en desarrollo pagarán un total récord de $35,000 millones en servicios de deuda a China, de los cuales $22,000 millones provienen de las naciones más pobres y vulnerables del mundo.

En 54 de 120 países en desarrollo, los pagos hacia China ya superan lo que deben al Club de París, compuesto por las principales economías occidentales. Actualmente, China concentra más del 30 % de los pagos bilaterales de deuda y es el principal acreedor en 53 países. En muchos de ellos, la deuda con China representa más del 40 % de su deuda externa bilateral.

El auge de préstamos chinos bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) alcanzó su punto máximo en 2016 con más de $50,000 millones en nuevos créditos. Sin embargo, desde 2019 los compromisos se redujeron drásticamente hasta estabilizarse en apenas $7,000 millones anuales, cifra similar a los niveles previos a 2010.

Esta caída, combinada con vencimientos estructurados en plazos cortos y periodos de gracia ya expirados, ha convertido a China en un drenaje neto de recursos para las finanzas de los países en desarrollo, con flujos netos negativos de $34,000 millones en 2024.

“China ya no es el banco del mundo en desarrollo, ahora es su principal cobrador”, explicó el autor del informe, Riley Duke. “Esto se da justo cuando las economías emergentes más necesitan apoyo financiero”.

Impacto en los países vulnerables

La presión del servicio de la deuda china está obligando a muchos países a desviar fondos públicos esenciales, afectando sectores como salud, educación, adaptación al cambio climático y reducción de la pobreza. Más de 3,300 millones de personas viven en países que destinan más al pago de intereses que a servicios sociales básicos.

Además, más de la mitad de las naciones más pobres están clasificadas por el FMI en alto riesgo de sobreendeudamiento o ya se encuentran en crisis de deuda.

La situación se agrava por el retroceso de la ayuda internacional: Estados Unidos se ha vuelto más aislacionista y Europa está distraída por crisis internas, lo que ha reducido la cooperación financiera con los países en desarrollo.

Los préstamos firmados en 2024 por la dictadura de Nicaragua con China se acercaron a los mil millones de dólares.

China prioriza aliados estratégicos

A pesar del colapso general en su financiamiento externo, China mantiene préstamos activos a aliados geopolíticos y socios estratégicos, incluyendo a Pakistán, Kazajistán, Mongolia, Argentina, Brasil, Indonesia y República Democrática del Congo. Estas naciones, clave por su ubicación o por su riqueza en minerales críticos y metales para baterías, recibieron el 36 % del total de préstamos chinos en 2023.

Además, China ha utilizado el financiamiento como herramienta diplomática. Países que reconocieron oficialmente la política de “Una sola China” como Honduras, Nicaragua y las Islas Salomón, recibieron préstamos de gran escala en los 18 meses siguientes a su cambio de postura frente a Taiwán.

¿Diplomacia de la deuda?

El informe también señala que China enfrenta crecientes presiones para reestructurar deudas insostenibles, aunque sus bancos estatales y entidades semicomerciales siguen enfocados en recuperar préstamos. Esta tensión ha ralentizado los procesos de alivio de deuda, recordando las prácticas de “extender y fingir” de Occidente en los años 80.

Aunque China ha participado en iniciativas como el Marco Común del G20 y ha negociado reestructuraciones con países como Ghana, Zambia y Surinam, persisten obstáculos estructurales y falta de incentivos para conceder condonaciones.

China ya no lidera la financiación del mundo en desarrollo. En lugar de otorgar nuevos préstamos, se ha convertido en el principal receptor de pagos de deuda. Esta transformación marca una nueva era financiera en la que la presión de la deuda china representa un riesgo económico y político para países pobres, en un contexto de declive de la ayuda occidental y aumento de la inestabilidad global.

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