El Salvador cumple este 1 de enero 23 años de estar dolarizado y generaciones completas, las más jóvenes, desconocen que hasta hace poco más de 2 décadas el país tuvo su propia moneda y se llamó colón.
Aunque la Ley de Integración Monetaria, la que le dio paso a la moneda estadounidense, dice que el colón existiría como moneda de curso legal y local, el tiempo y la costumbre terminaron marginándola hasta el olvido.
Nadie paga ya ni recibe colones, aunque en algunos establecimientos en ocasiones los precios en los tiquetes de compra aparecen las 2 monedas.
La medida aprobada por la Asamblea Legislativa en 2020, buscaba estabilidad pero que no hizo despegar la economía que sigue cimentada en gran medida en los más de $8,000 millones anuales que recibe el país en remesas y en el endeudamiento público elevado (el 76 % de su PIB.
El cambio oficial se fijó el 8.75 colones por $1 y se ha mantenido, aunque para nadie es desconocido que desde aquel 1 de enero de 2001 los precios se dispararon de un día para otro y comerciantes aprovecharon para acrecentar sus ganancias con las conversiones y los redondeos de precios.
En los mercados, por ejemplo, los 5 colones de tomates (57 centavos de dólar) pasaron a costar $1. Y así, una escalada de precios que asfixió a muchas familias, mientras el gobierno pregonaba que todo era cuestión de adaptarse.
aún apoyada en remesas, sin mucho margen de maniobra y un alto endeudamiento público.
Fue el gobierno del derechista Francisco Flores (1999-2004), ya fallecido y quien estuvo procesado hasta su muerte por corrupción, el que impuso la dolarización.
Junto con Ecuador y Panamá son los únicos 3 países dolarizados de América Latina.
La dolarización se aplicó a un tipo de cambio que no respetó la paridad del poder adquisitivo del ciudadano.
Alguien que ganaba 875 colones pasó a recibir 100 dólares, cuando el equivalente de ese salario antes de la medida era sobre los 200 dólares, de acuerdo a analistas económicos y así, la población perdió la mitad de su poder adquisitivo.
, dijo. En la práctica la población “perdió la mitad de su poder adquisitivo de la noche a la mañana”, contó.
Con la dolarización, el país quedó prácticamente sin una política monetaria propia y pasó a depender de las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos.
De acuerdo a reportes periodísticos de 2002, en el balance del año de la entrada en circulación del dólar como moneda local, el 55,1% de la población consideró que la dolarización le “afectó la economía familiar” y era “el principal problema del país”.