La reciente reforma a la Ley de Tarjetas de Crédito en Honduras ha generado una fuerte reacción entre distintos sectores económicos del país. Entre las voces más críticas se encuentra la del presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa (CCIT), Daniel Antonio Fortín, quien expresó su “profunda preocupación” ante lo que considera un retroceso en el proceso de digitalización del comercio en Honduras.
De acuerdo con Fortín, la modificación al artículo 44 del decreto 106-2006 —que ahora exige que toda transacción con tarjeta de crédito o débito sea realizada de forma presencial y con firma del tarjetahabiente— afecta de manera directa a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), muchas de las cuales dependen de las plataformas digitales para comercializar sus productos y servicios.
“Esta medida, al exigir que todas las transacciones sean presenciales, pone en riesgo el avance del comercio electrónico y afecta directamente a las MIPYMES, que dependen de los pagos en línea para crecer y generar empleo”, manifestó el presidente de CCIT.
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— Daniel Antonio Fortin (@CCITPresidencia) May 13, 2025
Según datos oficiales, en Honduras circulan aproximadamente 1.2 millones de tarjetas de crédito, lo que refleja una alta dependencia de los medios de pago digitales por parte de los consumidores. Fortín advierte que limitar su uso a espacios físicos restringe la inclusión financiera y tecnológica del país.
Reforma en proceso legislativo
Aunque las reformas ya fueron aprobadas por mayoría en una sesión del Congreso Nacional, el acta correspondiente aún no ha sido ratificada, lo que significa que la medida no está en firme. La enmienda al tercer párrafo del artículo 44 sigue siendo objeto de discusión y podría modificarse antes de su publicación oficial en La Gaceta.
Durante la misma sesión en la que se aprobaron las modificaciones —celebrada el miércoles 7 de mayo— fracasó la discusión del dictamen de la Ley de Justicia Tributaria, lo que generó dudas sobre la viabilidad de los cambios legislativos impulsados por el oficialismo.
Reacción del sector financiero
La Asociación Hondureña de Instituciones Bancarias (Ahiba) también expresó su rechazo a la reforma, señalando que la nueva redacción del artículo 44 limita el uso de herramientas modernas como los pagos en línea y las terminales digitales, lo cual perjudica especialmente a los pequeños comercios sin presencia física.
En un comunicado, Ahiba argumentó que los comercios ahora deberán “realizar el proceso de cobro de las transacciones mediante tarjeta de crédito o débito siempre a la vista y en presencia del tarjetahabiente”, lo que excluye modalidades como ventas en línea, plataformas móviles y otros sistemas innovadores.
Llamado a avanzar, no retroceder
Desde la CCIT, el llamado es claro: Honduras no puede permitirse retroceder en su camino hacia la transformación digital. En un entorno global cada vez más conectado, la economía digital representa una oportunidad para ampliar mercados, formalizar negocios y fomentar la innovación.
“Honduras no puede darse el lujo de retroceder en digitalización. Necesitamos leyes que impulsen la innovación, faciliten el comercio y respondan a las nuevas formas de consumo. Avancemos juntos, no al revés”, concluyó Fortín.
En medio del debate legislativo y las crecientes preocupaciones del sector productivo, el futuro de esta reforma aún está en juego. Mientras tanto, miles de emprendedores, consumidores y defensores del comercio electrónico aguardan una señal clara sobre el rumbo que tomará el país en materia de modernización económica.