El economista José Luis Moncada, opinó que no es factible por el momento la creación de un banco para abaratar costos de las remesas que los migrantes hondureños envían desde el exterior, en referencia a la propuesta hecha por el ministro del Gobierno.
Apuntó que en el país siempre ha habido preocupación por el costo de las remesas y el impacto que esto significa para Honduras; además, resaltó que los gobiernos comparten el derecho de analizar y buscar determinaciones a través del diálogo con intermediarios y hablar con los miembros de la banca hondureña y los Estados Unidos desde el sector financiero del país norteamericano como parte del inicio del proceso.
El expresidente de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros se cuestionó si el ministro de Planificación Estratégica, Ricardo Salgado, tenga el acercamiento necesario para dialogar con los bancos estadounidenses y con ello definir costos por el servicio de las remesas que prestan.
En este sentido, el analista financiero consideró viable controlar algunos costos a los beneficiarios del país, sin embargo, manifestó que, “no tiene sentido la instalación de un banco para los emigrantes, y, para poder ser viable”. Además resaltó que primero debe cumplirse con las condiciones y requisitos de la banca privada nacional supervisada por la CNBS.
Por otro lado, analiza que se debe costear los gastos que erogan los bancos para su operación. Además, las remesas mayoritariamente llegan a los sectores rurales. De manera que, la idea del ministro «sería encarecer más la operación y el cobro del servicio».
“Creo que los funcionarios públicos deben pensar lo que dicen porque distorsionan o crean expectativas innecesarias para los usuarios. Creo que se está perdiendo la seriedad y la confianza de los hondureños en todos los niveles, se genera incertidumbre innecesaria y polarización entre pobres y ricos, en un momento donde el país requiere de una ruta más clara hacia dónde va”, aseveró el exfuncionario.
El economista no cree que el Banco Central de Honduras tenga suficientes infraestructuras o sucursales para bajar los costos en la entrega de los recursos enviados por los hondureños desde los Estados Unidos y otros países.