BCIE advierte que restricciones migratorias en EE UU frenarán el crecimiento de las remesas en 2026

También afectará el impuesto de las remesas que se comenzará a aplicar en enero de 2026.

Las remesas son clave en la estabilidad económica de la región porque promueven el ahorro y el consumo de las empresas. /Fotografía de Pexels

El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) alertó que, a partir de 2026, la política migratoria estadounidense comenzará a golpear de forma directa uno de los pilares económicos más importantes de la región: las remesas familiares.

Proyecciones preliminares indican que las restricciones migratorias empezarán a afectar directamente el flujo de remesas en 2026. La combinación de menos migrantes nuevos y poca variación de los montos de envío implicará menor crecimiento de las remesas, afectando el consumo y los balances externos y fiscales de la región”, señala en su informe de coyuntura mensual.

El impacto llegará después de un fuerte repunte en el ingreso de las remesas, impulsado por envíos más frecuentes y de mayor monto, como respuesta de los migrantes al endurecimiento de políticas migratorias en Estados Unidos.

Las remesas sostienen el consumo de millones de hogares y representan una fuente vital de divisas para los países centroamericanos, además de alimentar los depósitos del sistema bancario. Una desaceleración afectará la demanda interna, presionará los balances externos y pondría tensión en la estabilidad financiera de economías fuertemente dependientes de estos ingresos.

A este escenario se sumará un golpe adicional con la entrada en vigor del impuesto del 1 % a las remesas en en enero de 2026, una medida que, según cálculos retomados por el BCIE, podría reducir el flujo de divisas y provocar pérdidas equivalentes al 0.2 %–0.6 % de la renta nacional bruta regional.

Peso en economía

La región es particularmente vulnerable porque varios de sus países figuran entre los más dependientes de remesas en toda América Latina. De acuerdo con estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Honduras es la economía más expuesta, con remesas equivalentes al 30.4 % del producto interno bruto (PIB).

Le siguen Nicaragua con 30 % y El Salvador con 27.3 %, prácticamente el mismo nivel que Guatemala. Una caída en estos flujos tendría repercusiones directas en la actividad económica, la reducción de pobreza y la estabilidad social.

El BCIE recordó que Centroamérica sigue siendo extremadamente sensible a los cambios económicos en Estados Unidos. Desde abril, los aranceles aplicados por Washington han elevado las tasas efectivas a 10 % para la región, 15 % para Costa Rica y 18 % para Nicaragua, aunque algunos productos clave —como café, frutas tropicales, cacao, carne de res y jugos— ingresarán sin aranceles desde noviembre, lo que aliviará parcialmente el impacto en el comercio.

Sin embargo, la tensión económica y política no se limita al ámbito comercial, advierte el BCIE en el documento. La adopción de una postura más firme de Estados Unidos contra el narcotráfico en América Latina añade incertidumbre y volatilidad en las relaciones diplomáticas y económicas, un factor que podría influir en la movilidad humana y, en consecuencia, en el futuro de las remesas.

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