El Bolillo Gómez no convence aún a la afición salvadoreña, a pesar de la clasificación

El dilema del entrenador colombiano Hernán Darío Gómez, el famoso Bolillo, es grande y difícil, no sólo llevar a un equipo nacional que no pasa por su mejor momento al Mundial, sino hacer un buen papel en Copa Oro y ganarse a una afición cansada de la mediocridad y el fracaso de la Selecta.

Hernán Darío Gómez, el Bolillo, entrenador de la selección de El Salvador.

La selección de El Salvador logró avanzar a la tercera ronda de la eliminatoria mundialista rumbo a 2026. Sin embargo, lo hizo dejando más dudas que certezas. Con una propuesta poco vistosa, sufrida y sin resultados contundentes, el equipo dirigido por Hernán Darío “Bolillo” Gómez ha generado una creciente distancia entre la cancha y la tribuna. Ni el pase a la siguiente fase ha logrado calmar las críticas que apuntan, cada vez con más fuerza, al banquillo.

“Las eliminatorias no se juegan bonito, se juega práctico”, afirmó Gómez tras el sufrido empate ante Surinam, en el que la Selecta cedió el control y quedó al borde de la eliminación. La frase sintetiza la filosofía del entrenador colombiano, pero también ha servido como combustible para un debate ya encendido: ¿es suficiente con avanzar sin convencer?

Un estilo pragmático… y resistido

La clasificación salvadoreña no fue celebrada con euforia. El mismo técnico lo reconoció: “Yo pensé que íbamos a estar tirando pólvora por la clasificación y felices porque pasamos una ronda”. El descontento de la hinchada, palpable en redes y en el estadio, contrasta con la lectura interna del cuerpo técnico, que ve el resultado como un paso positivo.

“El camerino está muy contento… y estoy seguro que muchos salvadoreños también están felices”, dijo Gómez. Sin embargo, el ambiente en el estadio ha sido otra cosa. “En la calle la gente me trata muy bien… menos en el estadio”, admitió, reconociendo el desencanto visible de la afición que pide más que un boleto a la siguiente ronda.

La propia admisión del técnico sobre los errores tácticos contra Surinam —”Nos metimos una equivocada grande en el planteamiento del partido”— pone en evidencia un equipo que aún no tiene una idea consolidada, pese a que se argumenta que “está en construcción”.

El técnico de la selección de El Salvador, Hernán Darío el Bolillo Gómez, en conferencia de prensa tras el empate de la Selecta ante Surinam, el 10 de junio de 2025, en el Estadio Cuscatlán en San Salvador.

Un respaldo político y un equipo con dudas

La situación llevó incluso al presidente Nayib Bukele a pronunciarse con una frase escueta pero significativa: “Elijo creer”, acompañada de un video junto al entrenador. El mensaje es interpretado como un respaldo institucional en medio de la presión mediática y deportiva.

Pero más allá del apoyo presidencial, la Selección salvadoreña deberá enfrentar ahora a los 11 mejores equipos de Concacaf en la fase final. Con plazas mundialistas en juego ante selecciones como Panamá, Costa Rica, Jamaica, y Honduras, el nivel de exigencia subirá de forma considerable.

¿Tiene crédito Bolillo para lo que viene?

Hernán Darío Gómez es un técnico con trayectoria mundialista, pero en El Salvador aún no logra hacer sentir su experiencia. Su discurso, centrado en la practicidad y en minimizar los errores, no ha convencido a una afición que esperaba ver un proceso de evolución futbolística más visible, más coherente con el discurso de transformación que acompaña al actual contexto político del país.

La Selecta ha clasificado, sí, pero sin un modelo de juego claro, sin generar identidad ni ilusión. El reto de Bolillo no es solo táctico; es emocional y simbólico. La próxima fase no solo pondrá a prueba su capacidad como estratega, sino su habilidad para conectar con un país que quiere creer, pero que aún no ve razones sólidas para hacerlo.

Gómez ha dirigido a Colombia, Ecuador, Panamá y Honduras.

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