La dictadura de Nicaragua anunció la reconstrucción y ampliación del Estadio Nacional de Fútbol, un proyecto valorado en unos 40 millones de dólares y que, según las autoridades, cumplirá con los estándares internacionales de la FIFA y la Concacaf.
La obra iniciará en marzo de 2026 y tendrá un período de ejecución estimado de 28 meses.
La inauguración está prevista para el primer semestre de 2028, de acuerdo con información difundida por medios oficialistas durante un homenaje a la selección nacional por su participación en las eliminatorias rumbo al Mundial 2026.
Capacidad para 23,000
El nuevo recinto contará con capacidad para 23.000 espectadores, distribuidos en graderías generales, graderías de segundo nivel, palcos y espacios adaptados para personas con discapacidad.
Además, incluirá grama artificial certificada por la FIFA, sistemas de audio e iluminación de alta tecnología, así como vestuarios y cabinas de transmisión renovadas.
Las autoridades presentaron el plan de reconstrucción como un salto cualitativo en la infraestructura deportiva del país.
“El estadio, que siempre dio la impresión de ser un proyecto inacabado, se convertirá en una instalación moderna con todos los estándares internacionales”, señalaron voceros del régimen dinástico.
La iniciativa llega en un contexto en el que la selección nicaragüense de fútbol ha mostrado un desempeño inesperado en la región.
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Momento oportuno
Tras décadas considerada la “cenicienta” de Centroamérica, el equipo mayor logró un histórico triunfo 2-0 sobre Honduras y un empate 1-1 con Costa Rica en las eliminatorias mundialistas, resultados que dejaron fuera a ambas selecciones.
El nuevo estadio se levantará en los mismos predios de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), donde en los últimos años se han concentrado los encuentros de mayor convocatoria, con capacidad para 15.000 personas.
Dicho estadio lo financió inicialmente la FIFA, pero actos de corrupción de las autoridades deportivas nicaragüenses lo dejaron inconcluso.
Durante la construcción, la selección nacional deberá disputar sus partidos en otro recinto aún no definido.
El anuncio se produce días después de la inauguración del estadio Miguel “Chocorrón” Buitrago, que reemplazó al antiguo Cranshaw en las inmediaciones del viejo Estadio Nacional Dennis Martínez.
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Pan y circo
En esa misma zona, la dictadura ejecuta otra inversión deportiva de envergadura: un nuevo estadio de béisbol que llevará el nombre de Stanley Cayasso.
El régimen asegura que esta expansión de infraestructura forma parte de una estrategia de “masificación del deporte” en el país.
No obstante, organismos independientes han cuestionado la falta de transparencia en la asignación de contratos y el uso de recursos públicos para obras deportivas en un contexto de recesión económica y migración masiva.
