El régimen de Nicaragua arremetió este sábado contra la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), luego de que el organismo internacional concediera un reconocimiento al diario nicaragüense La Prensa, cuya redacción fue confiscada en 2021 y cuyos principales directivos y periodistas fueron encarcelados o forzados al exilio.
En una extensa y agresiva nota oficial divulgada en medios estatales, la dictadura bicéfala de Daniel Ortega y Rosario Murillo calificó como un “golpe” a las Naciones Unidas la decisión de Unesco de destacar al medio independiente más antiguo del país, fundado en 1926.
Según el comunicado de marras, La Prensa sería un “engendro diabólico de antipatria” y acusó a la UNESCO de “perder objetividad” y “desacreditarse” como guardián de los valores culturales del mundo.
“Resulta profundamente vergonzoso que la UNESCO aparezca como promotora, y evidentemente cómplice, de una acción que ofende y agrede los valores más profundos de la identidad y cultura nacional nicaragüense”, afirmó el régimen sandinista.
El ataque del régimen se produce en un contexto de prolongada represión contra la prensa independiente en Nicaragua, intensificada desde el estallido de las protestas sociales de 2018.
Desde entonces, el país ha vivido uno de los cierres de espacio cívico más severos de América Latina.
Según registros de organizaciones de defensa de la libertad de prensa, al menos 54 medios de comunicación han sido clausurados, confiscados o forzados al cierre en Nicaragua en los últimos seis años.
Entre ellos se encuentran periódicos históricos como La Prensa y Confidencial, así como emisoras de radio y canales de televisión regionales.
Muchos de estos medios fueron ocupados por la Policía Nacional y sus bienes pasaron a ser utilizados para fines propagandísticos del régimen.
La persecución ha obligado al exilio a cerca de 300 periodistas nicaragüenses, incluida la totalidad de la redacción de La Prensa.
La mayoría se han visto forzados a rehacer sus vidas y carreras desde países como Costa Rica, Estados Unidos y España, ante el riesgo de ser detenidos, enjuiciados o despojados de su nacionalidad.
En agosto de 2021, en uno de los episodios más emblemáticos de esta ofensiva, agentes policiales asaltaron las instalaciones de La Prensa, interrumpieron su edición impresa y encarcelaron a su gerente general, Juan Lorenzo Holmann Chamorro, bajo cargos considerados infundados por organismos internacionales.
Holmann fue posteriormente desterrado y despojado de su nacionalidad junto a otros presos políticos.
Desde el exilio, La Prensa ha continuado su labor periodística, denunciando las violaciones de derechos humanos, la crisis política y la represión institucionalizada en Nicaragua.
Su resistencia ha sido reconocida por organismos como la UNESCO, que este año decidió rendirle homenaje en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa.
En su comunicado de este sábado, la dictadura Ortega Murillo reiteró su narrativa de que los medios críticos forman parte de una supuesta conspiración internacional. Afirmó que La Prensa “promovió violencia, injerencia y crímenes de odio”, sin aportar pruebas que sustenten esas acusaciones.
Diversas organizaciones, entre ellas Human Rights Watch, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Reporteros Sin Fronteras, han documentado la “asfixia total” del periodismo independiente en Nicaragua, un fenómeno que califican como un ataque sistemático a las libertades fundamentales.
La condena del régimen de Ortega a la UNESCO se suma a una serie de tensiones diplomáticas que han aislado a Nicaragua de la comunidad internacional, especialmente tras su salida de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 2023 y su alineamiento con gobiernos autoritarios de Rusia, Irán y China.