La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua estaría utilizando el caso del expresidente panameño Ricardo Martinelli como instrumento de presión para conseguir respaldo político dentro del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), según denunció este lunes el exembajador panameño ante la OEA, Guillermo Cochez.
Según el diplomático, Murillo ha cambiado las reglas del juego del asilo político al querer incluir en las negociaciones por la suerte de Martinelli, el tema del SICA, asumiendo que al admitir al ex mandatario le hace un favor al presidente Mulino.
“Murillo ha entendido que Panamá, al otorgar permiso de salida de Martinelli a Nicaragua, se está deshaciendo de un problema político y lo traslada a Managua, entonces ella empieza a tratar de forzar una negociación con Panamá, aparte de la negociación con Martinelli”, dijo.
“Ortega quiere convertir el SICA y el Parlacen en instrumentos de su estrategia autoritaria y sus alianzas geopolíticas con potencias como China, Rusia e Irán”, advirtió el exembajador panameño ante la OEA, Guillermo Cochez, en declaraciones a EFE.
“El chantaje diplomático a Panamá con el caso Martinelli es parte de esa presión”.
La co dictadora Murillo, en un comunicado donde justifica de última hora la negación de ingreso a Nicaragua al expresidente panameño, acusó a Panamá de “difamar a Nicaragua” y reprochó el “bloqueo sistemático” a su “derecho legítimo” a ocupar el cargo en el SICA.
“Denunciamos por lo tanto, las posiciones y actitudes absurdas de las Autoridades de Panamá, Posiciones que deben enmendar de inmediato, ubicándose al lado de la corrección política y humanista”, dijo Murillo.
“El Gobierno de Panamá, además, se ha caracterizado, desde que apoyó el Presidente José Raúl Mulino Quintero, por desconocer, difamar y actuar contra el Gobierno de Nicaragua, en inmerecidas Declaraciones ofensivas, y además, bloquear, en complicidad con otros Países, el Derecho de Nicaragua al Asiento que nos corresponde legítimamente en la Secretaría General del SICA.
La co dictadora antes había dirigido sus críticas e insultos a Costa Rica, país que ejerce la presidencia pro tempore del organismo regional, y al que acusó de “usurpar funciones” que no le corresponden.
Murillo afirmó que Nicaragua “no le tiene miedo ni respeto” a Costa Rica, y arremetió contra su cancillería por respaldar la postura común de no aceptar candidatos vinculados al régimen. Para el oficialismo nicaragüense, esta resistencia constituye una “conspiración regional” contra la dictadura de Ortega.
En respuesta a esas posiciones y exigencias radicales de Murillo, la Plataforma de Unidad por la Democracia (PUDE), organización opositora nicaragüense con sede en San José, Costa Rica, emitió un comunicado de rechazo y condena a los esfuerzos de la dictadura por tomarse el SICA.
En un comunicado difundido este lunes en San José, la Plataforma de Unidad por la Democracia (PUDE), compuesta por exiliados, defensores de derechos humanos, organizaciones de víctimas y expresos políticos, condenó la estrategia chantajista de la dictadura y su escalada de agresiones diplomáticas.
“La insistencia del régimen en imponer candidatos estrechamente vinculados a su estructura de poder, pese al rechazo regional, confirma una estrategia de confrontación y desafío al orden regional”, señaló PUDE.
La organización recordó que varios de los candidatos propuestos tienen antecedentes de violaciones a los derechos humanos, corrupción y están sancionados por Estados Unidos, lo que convierte su eventual elección en un riesgo para la credibilidad y legitimidad del SICA.
PUDE también advirtió que “el uso del caso Martinelli como ficha de presión confirma el carácter instrumental de la política exterior de Ortega”, y que esta conducta tendrá “consecuencias negativas en el ámbito diplomático, comercial y financiero” para Nicaragua.
“Rechazamos la manipulación de instancias multilaterales por parte del régimen sandinista y llamamos a la comunidad centroamericana e internacional a no ceder ante el chantaje”, expresó la plataforma.
Asimismo, PUDE expresó su solidaridad con el pueblo y gobierno de Costa Rica frente a lo que calificó como ataques injustificados, y agradeció a activistas, periodistas y defensores de derechos humanos que desde el exilio “siguen alzando la voz contra la represión y el autoritarismo”.
La situación en torno al SICA se mantiene tensa, mientras el futuro del caso Martinelli sigue en suspenso y el régimen de Ortega insiste en escalar su presión política sobre sus vecinos centroamericanos.
El conflicto diplomático estalló tras conocerse que Managua se niega a recibir a Martinelli, quien se encuentra asilado en su embajada en Panamá desde el pasado 7 de febrero, pese a haber otorgado previamente asilo y salvoconducto.
El régimen sandinista alega ahora que la solicitud de alerta roja de Interpol por parte de las autoridades panameñas constituye una “emboscada” contra el exmandatario y una “provocación” contra Nicaragua.
Pero detrás de esa negativa, hay un trasfondo más amplio: Nicaragua busca forzar el respaldo a sus candidatos para la Secretaría General del SICA, un cargo que está vacante desde finales de 2023, y cuyo nombramiento ha sido bloqueado por la negativa de varios países a aceptar las ternas propuestas por el régimen de Ortega.

La obsesión de Nicaragua con controlar el SICA
Desde el año pasado, la dictadura sandinista ha intentado sin éxito colocar al militar en retiro Denis Moncada, exministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, como secretario general del SICA.
Junto a él han sonado otros nombres cercanos al círculo de poder sandinista, incluyendo funcionarios sancionados por organismos internacionales y con historial de represión documentado por el Grupo de Expertos de la ONU sobre Nicaragua (GHREN).
Los gobiernos de Costa Rica, Panamá, Guatemala y República Dominicana han rechazado estos intentos, alegando falta de imparcialidad, antecedentes cuestionables y el uso del SICA como una plataforma política del régimen.