La calificadora de riesgo S&P Global Ratings rebajó la calificación de largo plazo de Honduras de estable a negativa, debido a que las rigideces monetarias y cambiarias de Honduras han debilitado la liquidez externa y reducido las perspectivas de inversión del sector privado y además el país enfrenta una severa crisis política con instituciones débiles y una elevada percepción de corrupción.
“La perspectiva negativa incorpora nuestra opinión de que las rigideces cambiarias y monetarias del país podrían dañar su perfil externo y afectar el sentimiento de los inversores, además de reducir sus perspectivas de crecimiento económico”, dijo la calificadora en un comunicado difundido el viernes.
La perspectiva negativa incorpora los riesgos de que la limitada capacidad para conseguir financiamiento externo podría debilitar aún más las reservas internacionales y la liquidez externa del país, así como reducir sus perspectivas de crecimiento económico, advirtió .
S&P explicó que la calificación ‘BB-‘ de Honduras refleja el bajo PIB per cápita del país, las débiles instituciones y la muy limitada flexibilidad cambiaria, lo que limita la efectividad de la política monetaria. Por otra parte, el país ha mantenido niveles moderados de déficit fiscal y deuda, y la mayor parte de la deuda soberana proviene de fuentes oficiales.
Mercado cambiario
Además, señala que la fuerte intervención del banco central en el mercado cambiario y el reducido tamaño de los mercados de capitales nacionales limitan la eficacia de la política monetaria.
Según S&P, las demoras en la obtención de financiamiento externo de los acreedores oficiales y comerciales han reducido la oferta de divisas en el país y han provocado una disminución de las reservas internacionales.
Las reservas internacionales netas cayeron a 6.800 millones de dólares en septiembre de 2024 desde 8.400 millones de dólares en diciembre de 2022.
Además, S&P señala que es probable que la estrecha posición de deuda externa neta del país se sitúe en torno al 25% de los ingresos por cuenta corriente en el período 2024-2027.
S&P proyecta una inflación del 4,9% para fin de año y señala que la Empresa Nacional de Energía Eléctrica sigue planteando riesgos fiscales al gobierno, ya que registra pérdidas promedio de alrededor del 1% del PIB anual.
“Proyectamos que la deuda neta del gobierno general aumentará marginalmente a alrededor del 40% del PIB en 2024-2027”, señala el informe.
Instituciones débiles e incertidumbres políticas
S&P espera que el crecimiento del PIB se desacelere al 3,0% en 2024 y 2025 y luego aumente al 3,6% en adelante.
“Es probable que el débil Estado de derecho, la incertidumbre política y la alta percepción de corrupción sigan limitando el crecimiento económico”, vaticina S&P.
El informe señala que “el debilitamiento del apoyo político (del gobierno de Xiomara Castro) y la creciente polarización limitarán la capacidad del gobierno para aprobar reformas antes de las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre de 2025”.
“La percepción de corrupción sigue alimentando el descontento público. A pesar de los intentos de reforzar los controles durante este gobierno, ha habido escándalos que involucran a altos funcionarios del gobierno”, subraya el informe.