El retiro de Nicaragua de la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA) entró en vigor este domingo, sin embargo esto no le exime de sus responsabilidades y obligaciones de respeto a los derechos humanos y gobernanza, consideró el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Para el gobierno estadounidense, concretar la salida de la OEA es una decisión de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo de “aislar aún más a Nicaragua de la comunidad internacional” que “demuestra su desesperación por evitar cualquier esfuerzo de la OEA o de socios de ideas afines para responsabilizarlos por atroces abusos contra los derechos humanos”.

Agregó que los abusos del régimen sandinista “incluyen detener, condenar y maltratar injustamente a presos políticos, incluido el obispo Rolando Álvarez; atacar a periodistas independientes; y obligar a cientos de organizaciones de la sociedad civil e instituciones educativas a cerrar o traspasar sus operaciones al Estado”.
Advirtió, además, que junto a socios en organismo internacional revisan las herramientas disponibles para “responsabilizar” a las cabezas del régimen por sus acciones.
“Renovamos nuestro llamado a las autoridades nicaragüenses a cumplir con sus obligaciones y cumplir las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, agregó.