Las autoridades de Guatemala confirmaron el jueves que al menos ocho personas murieron tras los enfrentamientos armados ocurridos a inicios de semana entre estructuras criminales ligadas al narcotráfico en municipios cercanos a la frontera con México.
El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) reportó que siete cadáveres fueron ingresados a la morgue de Huehuetenango y uno más a la de San Marcos, ubicadas a menos de 100 kilómetros de distancia entre sí. Todas las víctimas fallecieron por heridas provocadas por armas de fuego.
Las víctimas están vinculadas a los enfrentamientos registrados el pasado lunes, y hasta ahora únicamente se han identificado dos de los fallecidos, ambos hombres de 46 y 52 años.
Los combates ocurrieron cuando miembros del cártel mexicano de Sinaloa ingresaron a varios municipios de Huehuetenango y uno en San Marcos con el objetivo de atacar al cártel Chiapas-Guatemala, una escisión del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La gravedad del conflicto obligó a las autoridades de México y Guatemala a desplegar maniobras conjuntas en la zona, pese a que, según el ministro de Defensa mexicano, Ricardo Trevilla, “es habitual que las autoridades de ambos países se reúnan para intercambiar información y evaluar la situación de seguridad”.
La zona fronteriza entre ambos países es considerada un corredor estratégico para las operaciones del crimen organizado, tanto para el tráfico de drogas como para el escape de grupos armados perseguidos por fuerzas de seguridad mexicanas.
En junio pasado, un grupo armado cruzó la frontera hacia Guatemala para huir de un operativo militar mexicano, dejando como saldo cinco agentes fallecidos, un hecho que evidenció la debilidad de los controles en esa región y el alcance transnacional de estas estructuras delictivas.
