El Tribunal de Sentencia Penal de Puerto Barrios, en el Caribe de Guatemala, dictó este jueves una condena de 100 años de prisión inconmutables contra Yulissa Marroquín, declarada culpable del doble asesinato de Josseline Arias, de 18 años, y su hija recién nacida, ocurrido en octubre de 2024.
La sentencia, que impone 50 años por cada víctima, se basó en pruebas contundentes presentadas por la Fiscalía contra el Delito de Femicidio, incluyendo testimonios, peritajes y la localización del cuerpo de Arias en la vivienda de la acusada.
Durante el juicio, Marroquín admitió su participación en el crimen, aunque afirmó que “no actuó sola”. Sin embargo, el tribunal consideró que existían suficientes elementos para hallarla culpable como autora directa.
✊🏾 ¡Familia de Josselin y Génesis obtiene justicia!
🚨 El Tribunal de Sentencia Penal de Puerto Barrios declaró responsable a Thelma Yulissa Marroquín del asesinato de Josselin Arias y su bebé, Génesis. La sindicada deberá cumplir la condena de 50 años de prisión inconmutable… pic.twitter.com/0PT8df6n3z
— Prensa Comunitaria Km169 (@PrensaComunitar) June 5, 2025
Un crimen que estremeció a Puerto Barrios
El caso conmocionó a la comunidad de Puerto Barrios el 24 de octubre de 2024, cuando Arias, con 30 semanas de embarazo, fue reportada como desaparecida. Horas más tarde, su cuerpo fue encontrado con signos de violencia, y el bebé que esperaba había sido extraído.
La investigación reveló que Marroquín contactó a Arias por redes sociales, ofreciéndole ropa y artículos para su hija. La joven acudió ilusionada a la casa de Marroquín, sin saber que sería víctima de una agresión brutal.
Según los peritajes, Arias fue atacada en el abdomen con un objeto cortante, en un intento de extraerle al bebé. La herida provocó una hemorragia fatal. La recién nacida, aunque sobrevivió al parto forzado, murió poco después por falta de atención médica.
Marroquín intentó ocultar el cuerpo de Arias bajo ramas y basura dentro de su vivienda. Al día siguiente, el cuerpo sin vida de la bebé apareció dentro de una bolsa en la casa de la madre de la acusada, lo que llevó a Marroquín a entregarse a las autoridades y confesar el crimen.
Con la sentencia emitida, el tribunal cierra uno de los casos más estremecedores del último año en Izabal, marcando un precedente en la lucha contra la violencia femicida en Guatemala.