La Fiscalía contra el Crimen Organizado de Guatemala ha desarticulado una estructura delictiva que operaba bajo la fachada de taxis informales y que, según las autoridades, combinaba narcotráfico, crímenes por encargo y atentados planificados en zonas urbanas del país. El grupo, liderado por un presunto narcotraficante conocido como “El Viejo”, sigue prófugo mientras la investigación continúa.
Alias “El Viejo” dirigía una red en la que taxistas piratas ejecutaban una variedad de actos violentos bajo demanda: desde el transporte de drogas y armas hasta asesinatos de grupos rivales. Las fuerzas de seguridad comenzaron a desmantelar la banda tras un violento asalto a un camión de valores en San José El Rodeo, San Marcos, que dejó cuatro personas muertas, incluidos tres custodios y un civil.
La investigación del Ministerio Público (MP) y la Policía Nacional Civil (PNC) reveló que la estructura criminal tenía alcance en múltiples sectores de la ciudad de Guatemala y municipios vecinos. Los taxis involucrados eran más que vehículos de transporte: servían como herramienta para planear y ejecutar atentados, facilitar fugas y mover cargamentos ilegales sin levantar sospechas.
En operación coordinada, las autoridades realizaron decenas de allanamientos en varios departamentos guatemaltecos, capturando a 13 personas durante los operativos y notificando órdenes de aprehensión a cinco más que ya estaban en prisión por otros delitos. A pesar del golpe, cuatro personas vinculadas a la banda aún están prófugas.
El modus operandi de la red incluía al menos siete crímenes investigados, entre ellos un intento de asesinato contra un alcalde, que fue frustrado gracias a la intervención policial, y otros homicidios en distintas localidades. Entre la evidencia incautada figuran armas, drogas, dispositivos electrónicos y vehículos usados en actividades delictivas.
Aunque “El Viejo” logró escapar de los operativos momentos antes de los allanamientos definitivos, según fuentes oficiales, el caso ha expuesto cómo el crimen organizado puede infiltrarse incluso en servicios urbanos cotidianos como el taxi, planteando desafíos adicionales a la seguridad en Guatemala y la región.
La investigación sigue en curso con miras a desmantelar por completo esta red y esclarecer posibles vínculos transnacionales.
