Sube desaprobación a Xiomara Castro y domina la desconfianza en lo político, según Latinobarómetro

Los datos son poco alentadores: hay desconfianza en las instituciones, muchos consideran que la democracia no les resuelve sus problemas.

Honduras atraviesa una “crisis de legitimidad”, afronta una desafección democrática y el panorama político es en general de desconfianzas de acuerdo a datos revelados por Latinobarómetro.

El informe sobre este país centroamericano es en cuanto a las instituciones.

Según los datos presentados por el estudio Latinobarómetro 2024, el apoyo a la democracia en Honduras es uno de los más bajos de la región, con sólo un 36% de la población respaldando el sistema democrático.
Este dato resalta una desconexión creciente entre los ciudadanos y las instituciones políticas, en un contexto donde la indiferencia hacia el régimen alcanza el 43%, el porcentaje más alto de toda América Latina.

Datos Latinobarómetro 2024.

Aunque el respaldo a los regímenes autoritarios no muestra un aumento significativo, el panorama general refleja una marcada desafección democrática.

La situación se contrasta con países como Uruguay, donde el apoyo a la democracia alcanza un sólido 78%.

En Honduras, sólo el 18% de la población está satisfecha con el funcionamiento de la democracia, mientras que el 61% de los encuestados estaría dispuesto a aceptar un gobierno no democrático si este lograra resolver los problemas del país.

Esta cifra indica una disposición al pragmatismo autoritario frente a las deficiencias del sistema democrático vigente.

Uno de los aspectos más preocupantes del informe es la baja confianza que los hondureños tienen en sus instituciones.

La confianza en el gobierno de la izquierdista Xiomara Castro es de apenas el 15%, mientras que la presidenta obtiene una aprobación del 16%.

El poder judicial y el Congreso no están mucho mejor, con un 19% y 16% de confianza, respectivamente.

Estos números colocan a Honduras entre los países con menor confianza institucional de la región, por debajo del promedio regional de 31%.

El rechazo a la concentración de poder también es patente, con un 72% de los hondureños rechazando la idea de que el presidente pase por encima de las leyes. Esto refleja tensiones entre el deseo de soluciones pragmáticas y la necesidad de apego a los principios constitucionales e institucionales.

La crisis de legitimidad se extiende además a las Fuerzas Armadas (34%), la policía (27%), los partidos políticos (12%) y las instituciones electorales (16%).

La desconfianza en los medios de comunicación tradicionales es otra señal alarmante.

Con un 34% de confianza en la televisión, 30% en la radio y 34% en la prensa escrita, los hondureños muestran una creciente desilusión con las fuentes tradicionales de información.

Las redes sociales, aunque son el medio con mayor penetración, también reflejan un escepticismo generalizado, con solo el 29% de los usuarios confiando en ellas, mientras que el 67% las rechaza.

La aprobación al gobierno ha experimentado un declive drástico en los últimos años, pasando del 52% en 2004 a un crítico 22% en 2024.

Este descenso ha sido constante desde 2009, y la situación solo fue peor durante la pandemia. La desconexión con las instituciones es palpable: el 81% de los hondureños no se siente representado por el Congreso, lo que subraya la profunda crisis de representatividad en el país.

El ambiente de autocensura también es preocupante. El 60% de la población no se expresa públicamente sobre los problemas nacionales, y sólo el 7% utiliza redes sociales para hacerlo.

Además, el 71% de los hondureños teme que expresar sus opiniones pueda traer consecuencias negativas, un porcentaje mucho más alto que el promedio regional de 56%.

Esto refleja un clima de represión y desconfianza que permea la sociedad.

En cuanto a la seguridad y la lucha contra el narcotráfico, el 37% de los encuestados cree que Honduras está perdiendo la batalla contra el narcotráfico, mientras que el 44% considera que no se puede ganar. A esto se suma una percepción elevada de corrupción en el país, con un puntaje de 8.1 en una escala de 1 a 10, donde 10 representa la máxima corrupción. Este resultado coloca a Honduras entre los países más corruptos de Latinoamérica, superando el promedio regional de 7.2.

Este panorama refleja una crisis profunda de legitimidad y confianza en las instituciones en Honduras, un fenómeno que no solo afecta al país, sino que también está presente en toda la región latinoamericana.

El Latinobarómetro, una encuesta anual que cubre hasta 18 países de la región, ofrece una radiografía detallada de las tendencias sociales y políticas en Latinoamérica, y en 2024, los datos sobre Honduras son particularmente preocupantes.

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