El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) recalcó que el régimen nicaragüense se mantiene en permanente desacato al cometer constantes violaciones a los derechos humanos de los ciudadanos.
Una serie de medidas dictadas por la Corte Interamericana para el dictador Daniel Ortega no han sido aplicadas, según la OEA, y, al contrario, los abusos han persistido de parte del gobierno.
El régimen nicaragüense desconoce a la Organización de Estados Americanos alegando intentos de inmiscuirse en decisiones internas del país centroamericano y tras un reporte de serios vicios durante las elecciones de 2021.
El representante permanente de Chile ante la OEA, Sebastián Kraljevich, cedió su intervención a la nicaragüense Tamara Dávila Rivas, hoy apatrida y víctima de la dictadura quien dijo que “yo al igual que centenares fui secuestrada, ilegalmente enjuiciada y condenada por la dictadura de Ortega y Murillo… Fui secuestrada con violencia y encarcelada el 12 de junio de 2021. Durante 14 meses estuve en una celda sellada sin más contacto que el de mis carceleros y algunas de las visitas familiares que permitieron. Luego me mantuvieron en confinamiento solitario al igual que a Suyen Baraona, Dora María Tellez y Ana Margarita Vigil”.
La joven nicaragüense, hoy apátrida, recordó con voz quebrada y al borde del llanto, que “durante más de 80 días, no supe nada de ella, ni del resto de mi familia y ellas tampoco supieron nada de mí… Esa fue la peor tortura… No pude verla ni siquiera en fotos, tuve que hacer una huelga de hambre para que me lo permitieran en julio del 2022”.
Y afirmó que “durante los 20 meses de prisión, todos sufrimos torturas psicológicas, restricciones alimentarias, aislamientos carcelarios sin acceso a la lectura, sin poder escribir. Continuos interrogatorios y algunas torturas físicas”.
Además del arresto y posterior destierro, la dictadura ha confiscado los bienes de los opositores sin ninguna base legal.
“A nosotros nos han despojado de nuestros bienes, pensiones de vejez, registros académicos y del propio registro civil como si no existieramos”, relató Dávila.